El juez federal Salvador Casellas instruyó a su hijo, Pablo Casellas Toro, a no ofrecer ni siquiera información básica sobre la identidad del cuerpo de la mujer que se encontraba en la terraza de su residencia y que se trataba de Carmen Paredes Cintrón.

Así lo declaró esta tarde la teniente jubilada de la Policía Municipal de Guaynabo, Ivonne García Ortiz, durante la continuación del juicio por jurado que se sigue contra el corredor de seguros por el asesinato de su esposa.

García Ortiz fue una de las oficiales que acudió a la escena del crimen a atender la querella inicial la mañana del 14 de julio en la urbanización Tierralta III en Guaynabo.

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"Voy como a cinco pasos detrás (del juez) y cuando llega a la acera, frente al gazebo se encuentra a Casellas hijo y le dice 'ni una palabra'", relató la exagente municipal.

"Lo dijo serio y cortante", agregó a preguntas del fiscal Sergio Rubio Paredes.

Ante un atento jurado en la sala 706, que preside el juez José Ramírez Lluch, del Tribunal de Bayamón, la exguardia municipal relató, que en varias ocasiones, la agente estatal Yamilet Martínez pidió al acusado y al juez información sobre la identidad y la edad de la víctima, pero que el dúo no ofreció información.

 "Respondieron nada. Que no iban a dar información", insistió.

Posteriormente arribó el licenciado Arturo Negrón García, quien se identificó como el abogado de Casellas Toro, y reiteró la directriz.

"(El licenciado indicó) que él no va a dar ningún dato y que no va a explicar nada", afirmó.

Sin embargo, al momento de identificar a licenciado Negrón García, la exoficial se equivocó y señaló en corte abierta al otro abogado de Casellas Toro, Harry Padilla Martínez.

 En su testimonio directo, García Ortiz también señaló que el juez Casellas pidió entrar a la casa.

"Él me dice que soy el juez Casellas. Como informándome que tenía acceso al lugar", explicó.

"Yo le dije que perdonara que no podía entrar. Entonces él, por el lado mío, miró (hacia adentro) y se retiró", agregó.

García Ortiz contó también que observó el cuerpo de Paredes Cintrón desde la puerta que da acceso a la terraza.

"Cuando miro a mano derecha hay una mujer ahí con el cuello hacia atrás, las piernas cruzadas y las manos al lado de la silla", precisó.

En una descripción detallada de la escena, precisó que sobre la mesa había un periódico, un encendedor y un vaso con hielo que parecía de jugo de china. Narró que notó la marca de un disparo en el pecho de la víctima y dos casquillos de bala, uno debajo de la mano derecha y otra debajo de la silla.

 Durante las casi dos horas que estuvo en la escena, la testigo vio un arma sobre el baúl del Mercedes Benz gris del acusado y un rifle en el área del gazebo. Aseguró también que los dientes de tiburón de la verja del gazebo estaban intactos y que no había marcas de pisadas en el suelo.

 Sin embargo, en el contrainterrogatorio del licenciado Padilla Martínez, la testigo aceptó que los dientes de tiburón en el área del gazebo estaban doblados justo sobre el área de la pared donde estaba la marca de un disparo y por el punto donde el acusado señaló que escapó el asaltante que vio saliendo de su casa.

 También reconoció que al caminar por el área, sus huellas no se marcaron en el suelo y aceptó que en su declaración jurada consignó que el juez Casellas expresó "ni una palabra a nadie", mientras que en sala dijo "ni una palabra".

Previamente declaró Edwin Mercado Colón, otro guardia municipal que acudió a la escena.

 El exagente relató, a preguntas de la fiscal Janet Parra Mercado, que cuando se dirigió al área de la piscina y abrió una puerta salieron unos perros asustados y mojados.

Luego se acercó al cuerpo de Paredes Cintrón.

"Me acerco lo más posible al cadáver y observo el cuerpo de una dama sentada detrás de una mesa con la cabeza inclinada hacia atrás, las piernas cruzadas. No mostraba signos de vida. Noté un impacto de bala en la frente y otro en el pecho... Tenía el pelo rojizo y vestía una bata de dormir", declaró.

Igual que García Ortiz, que también llegó al lugar a brindar apoyo, señaló que el juez Casellas pidió entrar a la casa, pero que no se le permitió el paso.

Posteriormente acompañó al juez en dos ocasiones al interior de la casa a buscar unos medicamentos para el acusado.

En el primer intento fueron al baño y no encontraron los medicamentos.

 Contó que en la segunda ocasión fueron a la cocina, donde estaban los medicamentos en un gabinete y que cuando salían del lugar el juez se arrodilló en la sala y comenzó a orar.

"Se hinca a orar y me dice 'estoy orando por el alma de la persona' porque el alma no se va del cuerpo... Nos dio una explicación religiosa de que cuando una persona muere el alma se queda en el área. No entendí bien" relató Mercado Colón.

El agente señaló también que cuando estaba frente a la casa, Casellas Toro se le tiró a los pies y comenzó a llorar.

"Pablo se me lanza a los pies y me dice: 'mira lo que me pasa. Primero me hacen un ‘carjacking’, me hieren de bala', me enseña la herida y me dice 'y ahora me pasa esto'. Siguió un monólogo porque yo no le estaba haciendo caso", indicó.

En el contrainterrogatorio, el testigo reiteró a preguntas del licenciado Padilla Martínez, que el juez Casellas no tocó nada, ni tomó nada mientas estuvo en el interior de la residencia.

El juicio continúa mañana.

Pablo Casellas Toro está acusado por el asesinato de su esposa Carmen Paredes Cintrón.