Río Grande. Una madre desesperada llegó con su hijo discapacitado en brazos al Centro de Operaciones de Emergencia (COE) del municipio suplicando por gasolina para suplir un generador que da energía a un equipo médico de su criatura.

“Bori, necesito hablar contigo urgente”, expresó Daisy Gross al alcalde Ángel “Bori” González, quien en ese momento ofrecía una entrevista a este diario.

Se le notaba nerviosa. Estaba casi al borde del llanto. Y así, con un nudo en la garganta la progenitora explicó al ejecutivo municipal la agonía que vive desde ayer  tratando de comprar combustible en diversas gasolineras del área para poder poner a operar la planta eléctrica de un vecino (Raúl Marrero) que, generosamente, le suple energía con una extensión a su hogar.

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“Necesito conseguirla rápido porque es para darle terapia respiratoria al nene y succionarlo porque él tiene una condición severa”, expresó quien llegó “en pon” que le ofreció otro de sus vecinos.

“Si no lo succiono puede pasar lo que no queremos que pase”, agregó atribulada.

El alcalde trataba de resolver la emergencia con personal de su equipo de trabajo, cuando un ciudadano que evidenció la escena lo interrumpió.

“Señora, no se preocupe. Yo le voy a dar la gasolina”, expresó el hombre que posteriormente se identificó como Joel Ramos.

El momento fue parapelos. Todos quedaron atónitos y conmovidos con la solidaridad, civismo y desprendimiento del buen samaritano.

Más de uno lloró ante el acto de humanismo que tuvo el caballero que olvidó por completo las horas que estuvo en fila para comprar combustible y, sin pensarlo dos segundos, compartió el líquido más preciado en estos días en Puerto Rico.

“La palabra dice que tenemos que compartir el pan con los más necesitados. A veces uno tiene que desprenderse de lo que más quiere para comprender las situaciones de  otros. Dios proveerá…”, dijo el señor con los ojos aguados.

Luego, tras conversar un rato con la mamá del joven impedido, solicitó permiso para realizar una oración. En su plegaria, Ramos imploraba a Dios que pacientes como el que acababa de conocer “no sufrieran la crisis que enfrenta el País” tras el paso del catastrófico huracán María.

Mientras, el alcalde se comprometió en ayudar a la mujer cuando se le acabara el combustible.

Urge que Salud mire hacia Río Grande

Retomada la entrevista con el Alcalde, éste explicó que situaciones como la de Daisy se suscitan casi a diario tras el paso del ciclón y, lo más que le preocupa, es que el Centro de Diagnóstico y Tratamiento (CDT) quedó inoperante desde esta mañana tras colapsar el generador que suplía electricidad “a la única clínica de esta índole que sobrevivió en esta región”.

“Necesito que el Secretario del Departamento de Salud (Rafael Rodríguez Mercado) sepa lo que está pasando… aquí nos llegan familias todos los días para que los ayudemos. Pero nos colapsó la planta y desde anoche estoy llamando al Centro de Mando en San Juan pidiendo auxilio para que nos traigan el generador y poner a funcionar el hospital nuevamente”, manifestó González.

Dijo que a raíz del cierre se tuvieron que trasladar tres pacientes a hospitales en Carolina y Fajardo.

“Y también necesitamos tanques de oxígeno. Esta es una situación de vida o muerte y estamos hablando de un CDT que está ofreciendo servicios a Río Grande y pueblos cercanos que perdieron sus hospitales con la tormenta”, detalló.

De hecho, le ruega a los alcaldes de municipios cercanos que le donen los medicamentos o equipos que tengan disponibles para utilizarlos en el dispensario en caso de que el Gobierno resuelva el problema del generador.

“Esta es la única forma de sobrepasar juntos esta catástrofe”, dijo el funcionario al recordar que el escenario en la región se complica por la falta de comunicación.

“Anoche mismo, después de las 12:00 de la medianoche, supimos por radio portátil de una persona con paro respiratorio. Nuestro esfuerzo en el CDT fue lo que le salvó la vida…después lo trasladamos al Hospital de Fajardo”, ejemplificó.