Piñones fue el lugar favorito de las escapadas románticas  de miles de parejas puertorriqueñas y su playa La Posita ha sido considerada el baneario familiar número uno de Puerto Rico.

Piñones lo tiene todo para ser un verdadero paraíso tropical… si la criminalidad deja de asediar a una de las comunidades  loiceñas más famosas,  una de las de más rica en herencia cultural de toda la Isla.

El hogar escogido por negros libres y cimarrones, siempre ha tenido una cocina típica envidiable. También  posee  riquezas ecológicas y turísticas de un valor incalculable que los boricuas han disfrutado desde siempre.

En la zona ubica el Bosque de Piñones,  que es  una maravilla ecológica que está a pocos minutos de San Juan, y la laguna del mismo nombre, que es bioluminiscente.

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Juan Giusti Cordero,  un profesor de la Universidad de Puerto Rico que ha realizado varias investigaciones históricas sobre Piñones,   dijo que desde los años 60 este sector atrae “gente por montones”, aunque para esa  época la carretera era de arena. El Puente de Loíza, recordó que fue construido en 1983.

Boca de Cangrejos dijo que fue el lugar por excelencia de  las escapadas románticas y aunque su oferta culinaria era buena,  con el tiempo los kioscos dejaron de ser netamente de Piñones.

 Los manjares fritos dejaron de ser lo exquisitos que eran antes, pero hay ofertas mejores ,  “más adentro”, en el Terraplén y la Posita: en el Piñones diurno, más vinculado a la comunidad.

“Piñones siempre tuvo fama. Está el Piñones nocturno, el de las escapadas románticas, el de los amoríos”, dijo el historiador, quien mientras investigó en el sector, en los años 80 y 90, siempre se sintió completamente seguro en el área. “Era un lugar donde se respiraba tranquilidad”, dijo Giusti Cordero.

Culturalmente hablando, Piñones tiene una población que puede trazar sus antepasados hasta dos siglos atrás, algo cada vez más difícil de conseguir en otros lugares de la Isla.

La historia les permitió a los residentes de Piñones una cohesión extraordinaria,  pero ahora existe el peligro de la que la violencia termine con ese sentido de familia.

Los antepasados de los residentes de Piñones llegaron al sector por  culpa del racismo, porque los empujaron a terrenos arenosos y de mangle.

No eran bienvenidos en los terrenos de la caña.

Unidos los de Piñones,  vivieron en pobreza, pero dice Giusti Cordero que lograban su sustento con la pesca, con los jueyes y también cortando caña en otros terrenos que no eran los suyos.

La vida nocturna que hizo famoso a Piñones,  en tiempos recientes se ha convertido en su peor enemigo.

“Sin ningún control en el entorno, esa  vida nocturna se ha convertido en un imán para el negocio de la droga.

Qué de la violencia del resto de Loíza está contagiando a Piñones, esa es otra historia a investigarse.