El cadáver de un caimán de unos cinco pies de largo fue encontrado el martes en la desembocadura del río Sabana, en Luquillo, cerca de la playa La Pared, provocando que decenas de curiosos se arremolinaran en el lugar para ver el cuerpo sin vida del animal.

El hallazgo trae nuevamente  la preocupación  sobre la peligrosidad de la presencia de esta especie en los cuerpos de agua dulce del país.

Según explicó Benjamín "Bench" Calzada, un surfista local y de los primeros residentes en alertar sobre el hallazgo, indicó que encontró al animal en el sector conocido como La Boquita.

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“Medía como cinco pies pero ya estaba muerto. Estaba llegando casi a la arena, flotando. Esa parte de río está a unos tres pies de las casas", explicó el surfista.

"Uno de los vecinos llamó al Departamento de Recursos Naturales y Ambientales (DRNA) para avisarles. Nunca había visto algo como esto en mi vida. Es un peligro porque los vecinos dicen que han visto a otro por el área", añadió.


Por su parte, Abdías Pabón, salvavidas en la zona y contratista del DRNA, indicó que fue él quien enterró el cadáver del animal.

"Uno de los pescadores avisó y fui hasta allá hasta que llegó la bióloga del DRNA, Rosaly Ramos. Tenía marcas de haber estado amarrado por el cuello que eso podría indicar que estaba en cautiverio", explicó Pabón.

"Lo miré a ver si tenía heridas pero no tenía ninguna marca. Era de unos cinco pies y se veía que era adulto. Luego de que la bióloga tomara las muestra lo enterramos allí mismo", añadió.

Por todo el CEN

Rosaly Ramos, bióloga del DRNA a cargo del Corredor Ecológico del Noreste (CEN) explicó que esta especie de caimán se ha propagado por toda la zona.

“Se han visto caimanes en todas las lagunas del CEN. Yo misma he podido verlos. Este que encontraron ayer medía 4.9 pies. El año pasado, durante las inundaciones que hubo, encontramos un caimán vivo en el estacionamiento de los Outlets de Canóvanas”, explicó la experta.

La bióloga confirmó que el animal mostraba señales de que pudo haber estado domesticado.

“Lo que más me inquietó es que tenía señales en el cuello de haber estado amarrado, por eso pensamos que podría haber estado en cautiverio, como una mascota”, explicó a la vez que dijo que no se pudo someter el cadáver a una necropsia por el avanzado estado de descomposición que presentaba el animal.


Según explicó, la propagación de esta especie, no endémica de Puerto Rico, se debió a la venta indiscriminada de caimanes bebés en tiendas por departamentos durante las décadas de 1970 y 1980 que las personas adquirían y, al ver que crecían, disponían de ellos en los cuerpos de agua de la Isla.

Aunque Ramos explicó que generalmente estos animales no atacan a las personas si nos provocados, instó a la población a mantener su distancia de toparse con alguno y comunicarse inmediatamente con el Cuerpo de Vigilantes del DRNA, las respectivas oficinas de Manejo de Emergencias o la Policía de Puerto Rico.