Tokio. La desertora iraní Kimia Alizadeh estuvo a punto de lograr la primera medalla del Equipo Olímpico de Refugiados el domingo, pero cayó ante la turca Hatice Kübra İlgün en el combate por el bronce en el torneo de taekwondo de los Juegos de Tokio.

Alizadeh se colgó el bronce en Río de Janeiro, convirtiéndose en la primera mujer de su país natal en ganar una presea olímpica. Tras desertar a Alemania a principios del año pasado, se clasificó para Tokio como deportista refugiada y ganó sus tres primeras peleas, que la acercaron a una histórica medalla. Pero tras dos derrotas consecutivas en semifinales y repechaje, se marchó con las manos vacías.

Luego de superar a su rival iraní Nahid Kiyani Chandeh 18-9 en su estreno en la división de 57 kilogramos, Alizadeh sorprendió a la doble campeona olímpica Jade Jones, eliminando a la británica por 16-12 en octavos de final. Acto seguido, venció 9-8 a la china Zhou Lijun en cuartos, remontado en el último minuto por segundo combate consecutivo.

Su racha se truncó en las semifinales, donde perdió ante la rusa Tatiana Minina por 10-3.

En el repechaje por el bronce, Alizadeh llegó al final del primer asalto contra İlgün con una estrecha ventaja, pero no volvió a anotar hasta que fue demasiado tarde para darle la vuelta a la pelea.

El equipo de refugiados, que se creó para Río, no tiene medallas olímpicas. Entre sus 29 deportistas, hay tres taekwondistas.

Con 18 años, Alizadeh se convirtió en una heroína en Irán por su victoria en Río, pero cuando decidió irse alegó sexismo institucional y la obligación de llevar hijab. Además, criticó a su país por utilizarla con fines propagandísticos en una apasionada carta en la que anunció su deserción en redes sociales, una decisión que dijo fue “más complicada que ganar una medalla olímpica”.