París. Un francés ha sido condenado a cadena perpetua por apuñalar a una sobreviviente del Holocausto de 85 años en un ataque antisemita, un caso que provocó indignación generalizada y llamó la atención sobre el resurgimiento de la violencia contra los judíos en Francia

Después del horror y el dolor, la familia de Mireille Knoll siente que se hizo justicia con la sentencia dictada el miércoles.

“Estamos exhaustos, pero satisfechos de que se reconociera el carácter antisemita del ataque”, dijo el hijo de la víctima, Daniel Knoll, a The Associated Press. El veredicto “fue el apropiado para este crimen horrendo”.

Mireille Knoll fue apuñalada varias veces en marzo de 2018 en su apartamento, el cual luego fue incendiado. En toda Francia se realizaron marchas en su honor y para denunciar el racismo. El presidente Emmanuel Macron asistió a su funeral y dijo que los agresores “profanaron nuestros valores sagrados y nuestra historia”.

Yacine Mihoub, un vecino que creció en el complejo de viviendas donde Knoll vivió durante la mayor parte de su vida, fue condenado por matar a una persona vulnerable por razones religiosas, según la familia Knoll.

Otro sospechoso fue absuelto de asesinato, pero condenado por robo agravado por motivos religiosos.

Los dos negaron que la atacaran por ser judía y sus abogados argumentaron contra la clasificación del ataque como antisemita. Pero el caso sirvió para recordar el antisemitismo tanto histórico como actual en Francia.

“Esta creciendo. Todos necesitan un chivo expiatorio”, dijo Daniel Knoll. “Nosotros sufrimos las consecuencias”.

“El veredicto no basta. Debemos educar, educar, educar”, agregó.

A sus nueve años, durante la Segunda Guerra Mundial, Mireille Knoll tuvo que huir de París con su familia cuando se realizaba una redada de judíos. En 1942, la policía francesa llevó a unas 13.000 personas, incluidos 4.000 niños, al Velódromo de Invierno y las envió al campo de exterminio de Auschwitz en la Polonia ocupada por los nazis. Sobrevivieron menos de 100.

Knoll y otros familiares pudieron huir del territorio ocupado por los nazis gracias a un pariente que tenía la ciudadanía brasileña, según su hijo. Fueron al sur de Europa y luego a Canadá, pero Knoll regresó a Francia al finalizar la guerra.

Un año antes del asesinato de Knoll, otra mujer judía, Sarah Halimi, murió al ser arrojada de su balcón en París.

La familia Knoll promueve una ceremonia anual en recordación de todas las víctimas del antisemitismo y para alentar a los jóvenes a relacionarse con vecinos ancianos que viven solos.

Si no se toma alguna medida, “después de este veredicto, mamá caerá en el olvido”, dijo su hijo.