La Habana. Les tomó tres horas llegar al mundo entre rugidos de su madre y la atención de los emocionados especialistas: cuatro tigres de Bengala nacieron en el Zoológico Nacional de Cuba, los primeros de parto natural en más de dos décadas en la isla, y entre ellos hay uno blanco.

“Nunca en Cuba había nacido un tigre blanco, y en este parto tuvimos la suerte”, dijo el jueves a The Associated Press Ángel Cordero, especialista principal del Zoológico Nacional, de 58 años. “Estamos siendo muy cuidadosos en el manejo con ellos (y) para que ella siga cogiendo confianza y poder manipularla”. Cordero aclaró que no se trata de uno “albino” —puesto que de ser así tendría los ojos rojos— y que en este caso los suyos son los habituales de su especie, color miel.

Las crías pertenecientes a la especie Panthera tigris tigris, como se conoce científicamente a estos animales, nacieron el 12 de marzo, pero recién este jueves los especialistas dieron a conocer la información. Incluso ellos mismos pasaron los primeros diez días haciéndoles guardia las 24 horas y monitoreando que la madre y las crías evolucionaran bien. Además, mostraron imágenes tomadas por cámaras del alumbramiento de la tigresa y los momentos iniciales en los cuales limpia a sus pequeños vástagos con su lengua.

Su madre, Fiona, y su padre, Garfield, forman parte de un convenio de intercambio con el Zoológico La Aurora, de Ciudad de Guatemala.

Todavía no se sabe el sexo ni el peso de los bebés felinos porque no pueden ser manipulados para no “estresar” a la madre, indicó Cordero. Cuando en seis o siete meses se pueda “destetarlos”, se conocerá más detalles sobre estos cachorros, explicó el experto.

Con sus más de 300 hectáreas, el Zoológico Nacional de Cuba alberga a 1,400 animales de 130 especies, entre ellos, algunos protegidos como el rinoceronte blanco y la hiena rallada.

El tigre de Bengala se encuentra por lo general en las sabanas y bosques de India, Nepal, Bangladesh y Tíbet. Grupos ambientalistas denunciaron que estos animales están siendo cazados indiscriminadamente, pues sus hábitat se redujeron y los pobladores los consideran un peligro. Además se les mata para aprovechar su piel o disecarlos.