Hasta anoche, nueve personas se habían suicidado tras el paso del huracán María por la Isla: seis hombres y tres mujeres entre las edades de 25 y 69 años, casos reportados en San Juan, Aguadilla, Canóvanas, Villalba, Vega Alta, Caguas y Moca.

Estadísticas de la Policía de Puerto Rico reflejan un alza en los suicidios reportados en septiembre de 2016 (15) y septiembre de este año (22). 

En total, este año ya se han reportado 164 suicidios, 23 más que los registrados a la misma fecha del año pasado (141).

Una investigación realizada sobre los efectos del huracán Katrina (2005) en zonas perjudicadas reveló que desastres naturales como este provocan un alza del doble de los suicidios e intentos de suicidios generalmente reportados.

Así lo informó Julio Santana, rector de la Universidad Carlos Albizu, quien no obstante destacó que la misma investigación reveló que estos eventos también provocan lo que denominó “crecimiento postraumático”.

 “Este es un fenómeno donde miles de personas mejoran su salud mental, su autoestima, su resiliencia después de grandes catástrofes como esta”, manifestó Santana.

Según el estudio, son muchos los que tienen la capacidad para mejorar su estado de ánimo y reponerse de situaciones como esta.

“Al pedir apoyo de salud mental y apalabrar sus sentimientos, pudieron reorganizar experiencias y expectativas y salir fortalecidos”, sostuvo.

Un factor clave, dijo, fue la socialización, vehículo que los ayudó a fortalecerse y unirse aún en la desgracia.

El crecimiento postraumático, “es un cambio en las personas que va más allá de la capacidad de resistir y no ser dañado por circunstancias muy estresantes, sino que implica una mejoría de los niveles de pretrauma de la adaptación”, señaló el experto. 

Buscando opciones

Por otra parte, además de los envejecientes -población generalmente vulnerable a suicidios-, los adultos jóvenes, entre 30 y 50 años, también están en riesgo de cometer suicidio, dijo Santana.

“Muchos de ellos generan el sustento económico y social de la familia y, al tener pérdidas de empleos y casas, al tener que buscar apoyo para la compra de medicamentos y el cuidado de sus familias, en esta situación extrema se sienten incapaces de poder mantener y darle ese apoyo a su familia”, expresó el sicólogo clínico.

Al no encontrar soluciones inmediatas recurren a esta vía, lamentó Santana, quien ofreció una serie de recomendaciones para tratar de frenar estas fatalidades.

Entre ellas mencionó el intentar reconocer opciones a sus problemas, crear redes de apoyo, identificar qué medicamentos y otros servicios urgen y pedir ayuda profesional a grupos de apoyo para crear planes de acción concretas que los guíen.

“Son muchos los jóvenes adultos que han quedado desempleados tras el paso del huracán sobre sus áreas de trabajo, que han perdido negocios o han sufrido bienes materiales en sus hogares y enfrentan la angustia de que la ayuda no llega tan rápido como quisiéramos”, agregó el doctor Carlos Rivera Lluveras.

Este escenario, comentó el sicólogo clínico, es terreno fértil para la desesperación, ansiedad, impotencia e incertidumbre, lo que provoca que muchos caigan en crisis y depresión.

Para intentar evitar más muertes por suicidio, Rivera Lluveras urgió a recurrir al apoyo y ayuda de la comunidad.

“La ayuda puede ser desde labores de limpieza hasta sentarse en una esquina a hablar, a expresar y ponerle nombre a las emociones que sienten”, manifestó Rivera Lluveras, perito en la conducta humana.

A través de palabras de consuelo y afirmación, indicó, los vecinos pueden ser clave en esa búsqueda de empatía, colaboración y comprensión que muchos necesitan.

“Las crisis son oportunidades de crecimiento”, puntualizó.