La deidad de los huracanes no se llamaba Juracán, sino Guabancex, era una mujer y no era una diosa mala, pero había que evitar molestarla.

Ah, y tampoco había indios caribes que comían gente que vivían en las Antillas al este de Puerto Rico.

Según un comunicado de prensa, estos son algunos de los nuevos datos de los aborígenes de Puerto Rico que son abordados en el curso corto en línea "Puerto Rico Indígena", que ofrecerá la Universidad de Puerto Rico en Bayamón a través de su División de Educación Continua y Estudios Profesionales (DECEP. Este curso de historia, totalmente en línea, comenzará el próximo lunes 22 de julio y se extenderá por cuatro semanas.

“En este curso estudiaremos a los verdaderos “descubridores” de las Antillas. Hombres y mujeres valientes que se lanzaron al mar sin tener la certeza de lo que encontrarían al otro lado. La historia oficial suele privilegiar la gesta de navegación de Colón y omite las asombrosas destrezas marítimas de nuestros primeros pobladores. Es hora ya que comencemos a hablar sobre las proezas de navegación de los aborígenes antillanos, así como de sus complejas redes de intercambio comercial que incluyen plantas como la yuca, la batata, el frijol y materiales como el jade, la obsidiana, la amatista y el pedernal,” señaló en declaraciones escritas la doctora Nieve de los Ángeles Vázquez, profesora del curso Puerto Rico Indígena.  

Según se indicó, casi la totalidad de la historia aborigen que aún se sigue enseñando en Puerto Rico se basa en las crónicas de los europeos que estuvieron en las Antillas luego de la invasión española. Sin embargo, en los ultimos años, jóvenes científicos puertorriqueños, -como el paleoetnobotánico Jaime R. Pagán Jiménez y el arqueólogo Reniel Rodríguez Ramos-, han estudiado diversas huellas materiales de nuestros aborígenes con nuevas tecnologías, -y también con nuevas visiones-,  y han conseguido darle un vuelco a nuestra historia tradicional.

Esta nueva historia, por ejemplo, deja fuera a los caribes (por no existir evidencia científica sobre ellos), introduce la agricultura y la cerámica en grupos que anteriormente se les consideraba “arcaicos” y convierte a unos hombres y mujeres hasta ahora “pasivos y primitivos” en unos expertos navegantes con profundas capacidades de orientación y dominio de la geografía.

“Este no es un curso de arqueología, pero sí es una historia científica maravillosa. Es impresionante cuando los arqueólogos nos enseñan un colmillo de jaguar encontrado en Ceiba o un amuleto corporal que muestra un cóndor de los Andes pero que fue hallado en Vieques.  Nos preguntamos, ¿por qué nuestros aborígenes representaban animales que no estaban en su entorno inmediato? ¿cómo lograban tal perfección en sus microesculturas de amatista, cuarzo o serpentina? ¿dónde y cómo obtenían materiales cuyo origen podía ser tan lejano como Costa Rica. Definitivamente no podían ser tan “primitivos y atrasados” como nos han contado”, expuso la doctora Nieve de los Ángeles.

Puerto Rico Indígena no requiere conocimientos previos para iniciar esta aventura hacia el maravilloso y complejo mundo de nuestros antepasados. El curso se ha diseñado completamente en línea con programas que permitirán a los participantes escuchar a la profesora, ver imágenes, textos y vídeos en un salón virtual que invita a la participación colaborativa.

Los interesados pueden iniciar su proceso de matrícula a través de la página www.uprbenlinea.com/cursoscortos o llamando al 787-993-8880. Cuesta $225.

Mitos sobre la historia aborigen antillana que NO encontrarás en Puerto Rico Indígena:

1-    Dios malo llamado Juracán: Nos han enseñado que en el mundo mágico-religioso aborigen existía un dios (masculino) “malo” al que llamaban Juracán y que era el responsable de los temidos huracanes. La realidad es que el corpus mitológico aborigen no contiene la dualidad bueno-malo, como sí la tiene la tradición judeo-cristiana. Todo lo contrario, la deidad que provocaba los huracanes era mujer, se llamaba Guabancex y no era considerada “mala.” Solo había que evitar que se molestara.

2-    Navegantes ‘rústicos’: El doctor Ricardo Alegría se refería a los primeros habitantes de las Antillas como poblaciones primitivas, de “navegación rústica”. La realidad es que aquellos hombres y mujeres cruzaron el canal de la Mona y el pasaje de la Anegada en canoas, sin brújula y sin GPS. El pasaje de la Anegada es un espacio visualmente negativo. No se puede ver si al otro lado del mar hay tierra. Nuestros aborígenes lo cruzaron muchas veces, incluso de noche ¿Navegación rústica?

3-    ¿Caribes?: Según el esquema tradicional, al momento de la invasión europea, las Antillas Menores estaban pobladas por un grupo caníbal altamente belicoso y que se entretenía raptando mujeres. Colón, en su diario, describió a estos seres con “hocicos de perro y un solo ojo”. Lo cierto es que no existe ni una sola evidencia arqueológica que demuestre la existencia de ese grupo y, -si hiciéramos una prueba de plagio-, nos daríamos cuenta de que Colón se copiaba del libro “Los viajes de Marco Polo” al momento de describir a los famosos Caribes.

4-    Preagrícolas: Dentro de las clases de historia se incluye el estudio del grupo arcaico (primeros pobladores de las Antillas). Nos han dicho que los arcaicos eran nómadas recolectores y cazadores sin conocimiento alguno de la agricultura. Sin embargo, el paleobotánico aiboniteño Jaime R. Pagán Jiménez demostró a través de sus investigaciones en sitios arcaicos como Maruca en Ponce; Cueva Ventana en Arecibo y Puerto Ferro en Vieques, la presencia de plantas como yuca, frijoles, batata y maíz, entre otras. Si tenemos en cuenta que estos alimentos no son autóctonos de Puerto Rico y le unimos la presencia de partículas de carbón vegetal en el suelo, debemos concluir que fueron traídos (en canoas) con el fin específico de cultivarlos.