Toronto. Contra toda adversidad, la puertorriqueña Mónica Puig Marchán sacó su cría. Tenía que hacerlo si quería subir al podio de los XVII Juegos Panamericanos.

Puig se adjudicó hoy la medalla de bronce en el tenis femenino de los XVII Juegos Panamericanos, tras derrotar en un intenso partido a la estadounidense Lauren Davis por marcador de 2-6, 6-3 y 6-3. La boricua ganó su segunda medalla consecutiva tras obtener plata en los Juegos de Guadalajara 2011.

La medalla de hoy es apenas la segunda de Puerto Rico en estos Juegos, uniéndose al bronce obtenido por el judoca Augusto Miranda.

No fue nada fácil para Puig, quien pasó contra Davis una enorme prueba de carácter y paciencia. Puig venía de perder ayer contra la mexicana Victoria Rodríguez en lo que fue uno de los peores reveses de su carrera, considerando que la azteca no se encuentra entre las mejores 300 del mundo.

Pero hoy, ante Davis, una rival que era la primera sembrada en Toronto y 84 del mundo, encontró la solución a la mala racha que arrastraba. Puig, 88 en el ranking, perdió el primer set con muchos de los errores que realizó ante Rodríguez.

El lenguaje corporal no era el mejor y la frustración era evidente. Pero todo cambió y Puig encontró su juego.

"De repente me calmé, entré en una zona de tranquilidad.  Adiviné la táctica, lo que tenía que hacer", dijo Puig, llorosa de la felicidad, luego del partido.

Los últimos dos sets fueron de gran tenis. Ninguna rival quería aflojar, pero esta vez, contrario a los pasados encuentros, Puig se creció en los puntos claves. En el segundo set, Davis sostuvo su servicio para igualar el marcador a 3-3, pero Puig ganó los próximos tres games para enviar el juego a un tercer set.

El tercer set volvió a ser otra prueba para Puig. La estadounidense ganó los primeros dos games, pero Puig no se dejó frustrar. Fue en ese momento que la boricua volvió a reenfocarse, y reencontró su mejor tenis para ganar cinco "games" consecutivos y poner el marcador por 5-2. Como si fuera poco, Davis procedió a quebrarle el servicio y le puso más presión a la boricua. 

¿Qué está pasando en Toronto? 

Pero Puig no dejó espacio para más decepciones. Luego de perder un match point y caer en deuce, la puertorriqueña de 21 años cerró la contienda y, tan pronto logró el último punto, cayó de rodillas en la cancha para celebrar.

Fue una explosión de emociones, y finalmente logró liberar toda la presión que cargaba sobre sí. No fue el oro que tanto ansiaba, pero sí le pudo regalar una necesitada presea a una delegación de Puerto Rico que anda hundida en el medallero.

"Quería hacer esto, me siento bien contenta de poder venir de una decepción de madre (ayer). Pude encontrar mi juego contra una jugadora con la que puedo encontrarme mucho más en el circuito", dijo Puig, quien aceptó que ayer acudió a las redes sociales para buscar un poco de tranquilidad tras el varapalo de ayer.  

"A todo Puerto Rico, que me escribieron tantos mensajes bonitos ayer, gracias".

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