Los agentes baleados el pasado mes de junio en medio de la intervención de un robo en Dorado revivieron la pesadilla de aquella trágica mañana en la que estuvieron a punto de morir, al conocer el triste desenlace de dos policías a los que tirotearon en circunstancias similares esta semana en Las Piedras.

Los momentos de tensión que protagonizaron José Rosario Santiago y Valerie Ortiz Rivera regresaron a su memoria como una terrible pesadilla desde el momento en que fueron informados sobre el atentado contra la vida de sus colegas Julio Mundo y Geniel Amaro, quienes se encuentran en condición de cuidado en el Centro Médico, de Río Piedras, tras ser heridos de balas el pasado martes mientras realizaban un trabajo como encubiertos en el residencial April Gardens, en Las Piedras.

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"Supe lo de los compañeros en Las Piedras por una llamada que me hicieron y me destruí y dije: 'Dios mío, no puede ser'. Porque imagínate, uno sabe el dolor que se siente de estar ahí y lo que sufre la familia. Uno vuelve a revivir nuevamente la historia", relató a Primera Hora Valerie, quien aún se encuentra en periodo de recuperación tras los impactos de bala recibidos el 3 de junio en momentos en que intervenía en un intento de robo con dos rehenes en los almacenes de J. F. Montalvo, de la carretera PR-2 de Dorado. En la escena, su compañero de labores, José, también resultó herido de gravedad. Ambos estuvieron recluidos en el hospital por casi un mes.

Emociones similares experimentó José cuando fue enterado del suceso por su progenitor, quien lo llamó para que escuchara en radio el acontecimiento que mantiene en "pronóstico reservado" a los agentes Mundo y Amaro.

"Volví a revivir todo lo que nos pasó… Bueno, imagínate que esa misma noche fui a Centro Médico para ver si podía verlos o hablar con sus familiares. Pero ya no estaban. Sinceramente, me gustaría hablar con ellos, orar con ellos y darles mi apoyo y respaldo. Valerie y yo, somos ejemplo de que el milagro puede ocurrir y queremos darle esa esperanza a la familia", dijo el agente que todavía recibe tratamiento por las heridas en el cuello, cabeza y pierna que recibió durante el incidente.

Ambos policías expresaron interés en donar sangre para sus compañeros, pero por razones clínicas no pueden. De hecho, tanto Valerie como José recibieron transfusiones durante su convalecencia en el hospital, por lo que están sumamente agradecidos con las decenas de personas que recurrieron al Banco de Sangre a donar para ellos.

De otra parte, los agentes se mostraron preocupados por la serie de incidentes con policías heridos o fallecidos ocurridos en la Isla, un asunto que describen como un reflejo de la "crisis social" que atraviesa el País.

"Esto es fatal. No sé qué es lo que está pasando. Puerto Rico es un país de gente buena, pero a la vez hay mucho problema mental y social. Algunos no piensan lo que hacen y la crisis social y económica son factores para que los delincuentes lleguen al nivel al que están actuando cuando no les importa la vida del prójimo. Es bien doloroso ver lo que sucede. Ver que el respeto hacia nosotros los policías se ha perdido", destacó Valerie, quien tiene fe en que el Superintendente, José Caldero, continúe avalando medidas que protejan y abonen a la seguridad de los policías. En días recientes, Caldero expresó que se debe hacer cumplir penas más severas a los que atentan contra la vida de los miembros de la Uniformada.

Por su parte, José está esperanzado de que frene la "mala racha" que ha experimentado el cuerpo policiaco, agencia que en lo que va de año han resultado heridos seis policías en medios de sus labores, mientras otros tres uniformados han fallecido en el cumplimiento de su deber.

"Es triste ver  a los nuestros heridos y a otros que han fallecido. Han sido meses bien fuertes para nosotros. Espero que ésto se detenga porque es bien triste", manifestó el policía de 24 años.