“Sé que esto no es lo último”.

Eso lo declaró el armador José Juan Barea a El Nuevo Día al confirmar que sufrió el viernes un desgarre en el tendón de Aquiles que le forzó a poner fin a la temporada actual con los Mavericks de Dallas. 

La lesión, de la cual sería operado hoy, le costará no poder jugar este verano con Puerto Rico en la Copa del Mundo de la FIBA si el Equipo Nacional isleño consigue su clasificación al evento, y como mínimo, en el panorama más positivo, le mantendrá fuera de acción por 12 meses.

Mientras, en el panorama más pesimista, Barea podría haber jugado su último juego de baloncesto el pasado viernes cuando sufrió el desgarre al caer al piso tras completar un tiro en penetración y sufrir la lesión al poner su pie derecho sobre el piso. 

Fue una lesión inevitable, el tobillo no se dobló, una mala jugada de la naturaleza.

Ahora bien, si alguien tiene cría para levantarse de este incidente es Barea, quien llegó a la NBA hace 13 años por sus fueros, como agente libre luego que ningún equipo lo escogió en el draft de ese año. 

Incluso, en pasados días el mayagüezano jugó su partido 800 en la liga, algo que solo cinco jugadores de los primeros 60 elegidos en el sorteo de nuevo ingreso de ese año lo han logrado. Ahora bien, sepa que el reto será grande.

Según un estudio médico del 2013, del American Journal of Sports Medicine, de un total de 18 jugadores que sufieron una lesión mayor del tendón de Aquiles entre el 1988 y el 2011, siete nunca regresaron a la liga y de los que regresaron, estos perdieron un promedio de 56 partidos en su primera temporada de regreso. 

La lista incluye a figuras de renombre como Kobe Bryant, quien se lesionó en el 2013, al igual que Barea a los 34 años, y tras un año fuera jugó seis partidos en su primera campaña de vuelta, 35 en su segunda campaña y 66 en la tercera, la que fue su última en la liga. 

En su retorno, aunque tuvo su brillo, no fue el mismo jugador de antes; sus promedios descendieron de 27.3 puntos por juego antes de la lesión a medias de 19.0 por juego posterior a ella. 

También ha habido historias de efectivos retornos, como el de Dominique Wilkins, quien regresó a juego luego de sufrir la lesión en el 1992 y promedió medias de 28 puntos y siete rebotes por partidos en sus primeras dos temporadas tras la lesión y su rehabilitación. 

Pero nadie en la historia ha logrado regresar tan fuerte como lo hizo Wilkins.

Ojalá la próxima buena historia sea la de Barea, así lo desea su familia.

“José Juan ha tenido una larga y exitosa carrera en la NBA, de la que todos estamos orgullosos. Si alguien tiene la valentía y las herramientas para regresar de una lesión como esa es él”, compartió vía Twitter el abogado José Barea, tío del canastero mayagüezano.

El reto no será fácil

El tendón de Aquiles es el tendón más grueso y fuerte del cuerpo, conecta los músculos de la pantorrilla con el talón, y está designado por la naturaleza para estirarse y absorber la fuerza que ejerce un atleta para brincar y para poder caer sobre sus pies. 

Sufrir una lesión en esa área es mayormente mala suerte y en términos sencillos para un atleta, no hay nada peor.

El fisioterapista del Equipo Nacional de Baloncesto, José Cruz, reconoció que es un duro reto recuperar de esa lesión.

“Estamos mirando a un cuadro difícil para él. El tendón es donde el cuerpo hace torque y presión, así que le espera un reto grande”, dijo Cruz, quien, sin embargo, espera que el hecho que Barea no ha tenido lesiones estructurales severas en el pasado le ayude a ser uno de los que logra retornar de esta lesión.

Kobe no fue el mismo

Pero Cruz analizó el caso de Bryant para reafirmar que será un proceso difícil.

“Bryant era un jugador se cuidaba mucho, que tenía entrenadores personales y se le hizo difícil regresar. Barea tendría que hacer rehabilitación perfecta y priorizar todo. No es una rehabilitación común y corriente como si fuera un ligamento o un tobillo. Tratándose del tendón conlleva un reto grande. Barea es un jugador pequeño que depende del primer paso para crear espacios”, afirmó.

La lesión le llegó a Barea en el momento en el cual lideraba a uno de los mejores bancos de la NBA, con promedio de 10.9 puntos y 5.6 asistencias en 19.8 minutos por juego.

(En esta historia colaboró Carlos González)