NUEVA YORK. La primera elección para el Salón de la Fama de Béisbol fue en 1936, y nadie — absolutamente nadie — había logrado entrar a ese recinto con el respaldo unánime del electorado de periodistas.

Hasta el año pasado, cuando Mariano Rivera fue identificado en las 425 papeletas entregadas por los miembros de la Asociación de Cronistas de Béisbol de Norteamérica (BBWAA).

Un año después, se avista a otro unánime en el horizonte. Se llama Derek Jeter, con rasgos similares a los de Rivera. Ambos cumplieron la totalidad de sus carreras en un solo equipo, los Yankees de Nueva York. Los dos salieron campeones de la Serie Mundial en cinco ocasiones.

Al lunes por la noche, Jeter había sido mencionado en las 210 papeletas que se habían incorporado al recuento elaborado por Ryan Thibodaux (bit.ly/hof2020).

Para Rivera, no cabe duda alguna de que el excapitán de los Yankees debe acompañarlo con la misma condición de unánime.

Derek Jeter al pegar su hit 3, 000 para los Yanquis de Nueva York en un juego contra Tampa Bay. (AP Photo/Frank Franklin II)
Entre los atributos que llevarán a Jeter al Salón de la Fama está que conectó sobre 3,000 hits en su carrera. En la foto el día que llegó a la mítica cifra. (AP Photo/Frank Franklin II)

“Si fuese por mí, claro que sí”, dijo Rivera a The Associated Press recientemente, tras ser condecorado por el gobierno de su natal Panamá. “Para mí él ya es Salón de la Fama. No sabemos con qué (votación), pero lo va a ser”.

La verdad es que lo de unánime no importa mucho, en caso de que alguien acabe sin conseguirlo.

Pero en cuanto a Jeter hay una aureola de perfección irrefutable para alguien que no fue perfecto como defensor del campocorto.

El actual director ejecutivo de los Marlins de Miami fue una estrella en todo el sentido de la palabra.

Por su consistencia, en la que bateó 3,466 hits — la sexta mayor cantidad en la historia y máxima cifra por parte de un torpedero —, y por un promedio de .310 en 20 temporadas. También amasó una producción en los playoffs — .308 de promedio, 200 hits y 111 carreras anotadas — que da para toda una campaña regular.

Es de criterio generalizado que el béisbol no ha tenido desde Jeter a una figura tan popular y trascendental, alguien que desde mediados de los 90 se codeó de igual con Michael Jordan y Tiger Woods.

“Si fuese por mí, claro que sí. Para mí él ya es Salón de la Fama. No sabemos con qué (votación), pero lo va a ser”

-Mariano Rivera / Miembro del Salón de Fama

Su elección esta semana le daría a las Grandes Ligas una tregua tras los turbulentos días recientes por el escándalo de robo de señales que fue causante de que tres managers perdieran sus puestos y de que se cuestione la legitimidad del campeonato de la Serie Mundial que los Astros de Houston conquistaron en 2017.

Un dato curioso: La inexorable elección de Jeter significa que por cuarto año seguido será exaltado al museo de Cooperstown un pelotero que completó toda su carrera en un mismo equipo, siguiendo los pasos de Jeff Bagwell (Astros) en 2017, Chipper Jones (Bravos) en 2018, así como Rivera y Edgar Martínez (Marineros) el año pasado. Es algo que difícilmente se repetirá en el futuro cercano.

Este es el sexto año que voto para al Salón de la Fama y repito con el máximo de 10. En orden alfabético, los nombres son Bobby Abreu, Barry Bonds, Roger Clemens, Jeter, Andruw Jones, Manny Ramírez, Scott Rolen, Curt Schilling, Gary Sheffield y Larry Walker.

La papeleta de la BBWAA se ha depurado bastante en los últimos años — cuatro jugadores fueron elegidos para la ceremonia de 2019, y 17 desde 2014. ¿Un Cooperstown más selectivo y pequeño? Si tienes a disposición apuntar a 10, mejor que sean 10 y no dejar fuera a gente que reunió méritos suficientes.

Abreu, Jones y Sheffield aparecen por primera vez en mi papeleta. Todd Helton, Jeff Kent, Sammy Sosa, Omar Vizquel y Billy Wagner recibieron fuerte consideración.

Aparte de Jeter, los otros que alcanzaban el 75% necesario para llegar a Cooperstown en el recuento de Thibodaux son Walker con 175 menciones (83,3%), y Schilling con 166 (79%).

Sin embargo, los porcentajes pueden variar mucho en las papeletas que no se divulgan.

Jugador completo que se destacó con los Rockies de Colorado, Walker recibió un 54.6% el año pasado. Schilling, tres veces campeón de la Serie Mundial con Arizona y Boston, ha figurado en la papeleta desde 2013 y obtuvo el 60.9% de los votos en 2019.

Una de las consecuencias de que sigan dando vueltas las candidaturas de Bonds y Clemens, jugadores que entrarían fijos en el primer intento, es que la papeleta ha tenido que cargarlos año tras año, sin poder alcanzar el 75% mínimo necesario. Manchados por acusaciones de consumo de esteroides, ambos van para el octavo. Clemens subió a un 57.3% en 2018 y Bonds al 56.4%. Después de esta, tendrán dos oportunidades adicionales.

El atascamiento reciente de nombres ocasionó que varios jugadores tuvieran un paso fugaz en la papeleta. Gente como Kenny Lofton y Carlos Delgado desapareció a las primeras de cambio cuando no pudieron alcanzar el mínimo del 5%.

Jugador de cinco herramientas, Abreu hacía todo bien y merece ser objeto de más estudio. Lo principal a resaltar fue su disciplina en el plato: ocho temporadas seguidas de 100 boletos o más y ocho en la que alcanzó un porcentaje de embasado de .400 o más. Su rendimiento consistente se refleja en haber disputado 151 juegos o más en 13 campañas seguidas, batear para .300 en seis ocasiones, conectar al menos 20 jonrones en nueve y llegar a los 30 robos en seis.

Dejar fuera a Abreu en su primer año elegible sería lamentable.