Seis años después de que las 60 familias de escasos recursos de la comunidad Villas del Sol en Toa Baja migraron a nuevos terrenos en ese municipio, sus portavoces confirmaron que las autoridades gubernamentales  les ignoraron al grado de que tuvieron que crear en la vecindad un territorio autónomo, bajo sus  propias reglas y una nueva cultura de apoyo social.

“Conseguimos una guía de la Oficina de Gerencia y Presupuesto y cuando nos mudamos a estos terrenos, el gobierno nos dejó un plano. El grupo de mujeres de Villas del Sol seguimos ese plano junto a la guía sobre cómo las casas tenían que estar divididas y cuáles debían ser los parámetros de construcción”, declaró una de las portavoces del grupo de mujeres en la comunidad, la mexicana Laura Vázquez.

Ella y Brenda Cruz Borges, otra de las portavoces,  formaron parte del grupo de 170 familias que vivió el desalojo forzado por el gobierno central y en acuerdo con el municipal, de los terrenos en Toa Baja donde originalmente tomó forma una vecindad pobre, que edificó en 1996 sus residencias sin permisos de construcción o propiedad.

Instaladas desde el 2010 en unos terrenos privados que fueron cedidos a la familias de la comunidad, Vázquez y Cruz Borges explicaron que, en favor de promover la supervivencia de las familias, la comunidad diseñó también un sistema agrícola, otro para colectar agua y uno de apoyo para construir residencias.

“Aquí nadie va a morir de hambre. Nos hemos dedicado a enseñarle a los niños cómo cultivar y tenemos verduras, tenemos plátanos, hierbas, gandules y frutas. No tenemos agua potable, pero recogemos el agua de lluvia y la vamos repartiendo en unos drones cuando hace falta. Todos nos ayudamos y hemos levantado la comunidad con el trabajo de nuestras manos”, detalló Vázquez, de 40 años.

Las familias construyeron  un centro comunal, en donde realizan eventos religiosos, distraen a los niños mientras los jefes de familia trabajan y efectúan todo tipo de reunión comunitaria.

“Somos las mujeres las que hemos estado dando la batalla y somos las que nos hemos encargado de darle forma a la comunidad. Aun falta mucho por hacer, porque todavía hay 110 familias en la calle que no han logrado trasladarse hasta acá”, dijo por su parte, la toabajeña Cruz Borges.

Oscuridad de seis años

Las portavoces de Mujeres de Villas del Sol precisaron que la comunidad comenzó a migrar  hacia los nuevos terrenos en 2010 bajo la promesa del gobierno en que luego de tres meses obtendrían permisos individuales de construcción, de agua potable y de energía eléctrica.

“El gobierno nos engañó cuando nos dijo que en tres meses íbamos a estar trasladados a estos terrenos con todos nuestros permisos”, sostuvo Vázquez.

“Lo que tenemos es un permiso mancomunado que no nos permite tener la infraestructura necesaria para tener agua o luz”, añadió Cruz Borges.

Ambas mencionaron que los residentes en Villas del Sol vivieron por mucho tiempo bajo la esperanza de que lograrían obtener los permisos y títulos individuales para sus terrenos y residencias. Sin embargo, eso no ha sucedido y, aunque mantienen su fe en el proceso, aprendieron a sobrevivir con lo que tienen

“Estamos en supervivencia, como quien dice. Estamos solos y solamente nos tenemos a nosotros mismos. No tenemos una buena relación con las autoridades actuales, pero tenemos esperanza de que las cosas cambien cuando cambie la administración”, dijo Cruz Borges, de 37 años.

Vázquez, por su parte, dijo  que el candidato a la alcaldía de Toa Baja por el Partido Nuevo Progresista, Bernardo Márquez, ya visitó a la comunidad, al igual  que David Bernier, del Partido Popular Democrático, el único candidato a la gobernación que lo hizo.

A las dos figuras políticas, la comunidad les presentó sus problemas. Dijeron las mujeres que necesitan los permisos de agua y luz, necesitan carreteras para tener un mejor acceso a las casas, requieren de un mejor servicio sanitario, porque el municipio no recoge la basura de Villas del Sol y, sobre todo, pidieron que regresen las 110 familias que todavía permanecen fuera de la comunidad porque carecen de los recursos para trasladarse.

“Nos prometieron ayuda y tenemos fe” dijo Vázquez.

A pesar de que múltiples proyectos privados se acercaron en los pasados años para desarrollar proyectos de vivienda en la comunidad, sus representantes comunitarios dijeron que resistirán cualquier propuesta hasta que se materialice el regreso total de las familias que se quedaron fuera de la mudanza hasta los nuevos terrenos.

“Nosotros estamos tristes, porque aquí hay solamente 60 de las 170 familias que formaban parte de la comunidad original de Villas del Sol. Nuestra mayor misión es que todas estas familias puedan tener sus casas aquí”, explicó la portavoz Vázquez.

Las 110 familias, según añadió,  viven en las residencias de otros familiares o apiñados en casas alquiladas, porque carecen de los recursos para mudarse y edificar sus hogares en los terrenos que en 2009 se le cedieron a la comunidad.

“Queremos que logren entrar las 110 familias que todavía no han logrado instalarse. Esas familias necesitan estar aquí, pero no tienen los recursos ni para trasladarse, ni para construir una casa”, insistió Cruz Borges.

“Y esto es muy triste porque cada año que pasa yo veo menos recursos y la necesidad es más alta. Las personas llegan a edad avanzada o se convierten en madres solteras. Hay muchas personas que tenían trabajo que no lo tienen ahora. Cada vez vemos más difícil que puedan regresar hasta acá”, dijo Vázquez.

Explicaron las líderes comunitarias que el regreso de las familias se convirtió en la gestión con la que mayor fuerza solicitaron la asistencia del gobierno estatal y municipal.

“Nadie nos ha escuchado. El alcalde que salió de Toa Baja, Aníbal Vega Borges, pasaba por aquí con gríngolas y nos ignoraba. Eso mismo hace el gobierno central, que nos ignora como si no existiéramos o fuésemos menos gente. Lo que no se dan cuenta es que hay niños sin techo y aquí tienen un pedacito de tierra que les está esperando”, declaró Cruz Borges.

“El desinterés del gobierno en esta comunidad ha sido tanto, que durante las crisis de enfermedades de mosquitos, como  las del dengue, el zika o el chikungunya, no vinieron a fumigar. Nosotros tuvimos que improvisar fogatas para espantar a los mosquitos. Sentimos como si no importáramos”, siguió denunciando  Vázquez.

Las Mujeres de Villas del Sol aseguraron que la comunidad depositó ahora su confianza, en que tras las elecciones a celebrarse en pocos días, un nuevo cambio de dirección política en Toa Baja sirva para promover el regreso de las familias originales a los nuevos terrenos de la vecindad.