Las nuevas generaciones tienden a hacer lo opuesto que sus antecesoras. De esa manera, los baby boomers (nacidos entre 1946 y 1964) se revelaron a las guerras y la Generación X (nacidos entre 1965 y 1976), emprendió nuevos retos empresariales para no ser asalariados por siempre.

Los millennials (nacidos entre 1982 y 2000) son más cercanos a la tecnología y son más conscientes de la importancia de la igualdad de género.

Amanda Vera, de 29 años, se da cuenta de cómo la visión de ella y su madre de sobre llevar un hogar es distinta. Amanda comparte su vida con su compañero desde hace 12 años, con quien tiene tres hijos entre las edades de 10 años y seis meses.

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“Por ejemplo, cuando mi mamá está en mi casa y sabe que mi esposo va a llegar del trabajo me dice ‘¿tú no has hecho nada de comer?’. Yo no me propongo eso. Yo tengo que comer, él tiene que comer, los niños también. Si estoy ahí y hago algo pues bien, pero él no espera que le tenga comida hecha. El hecho de que uno esté en pareja no significa lo mismo a cuando mi mamá se casó. En nuestro caso los dos trabajamos. En las tardes él brega con los nenes, los baña y hace asignaciones. Y cuando estoy yo cuando se puede cocinar se cocina, y si no alguno de los dos va y compra comida”, indicó Amanda.

Cuando Miriam Flores, se casó a los 22 años, hace un año, el matrimonio no fue una decisión que ella y su pareja tomaron por razones religiosas o sociales, como solían hacer las generaciones anteriores.

“No es que creamos en el matrimonio como tal según dicta la religión o lo que dicta la sociedad, sino que entendimos que era el momento preciso para poder unirnos y vivir bajo el mismo techo. Habíamos sido novios por muchos años. Nos casamos quizá por el tiempo que llevábamos y ya era el momento de estar viviendo juntos. Fue una decisión bien pensada y era algo que quisimos hacer”, afirmó Miriam.

Catalina Burgos señala que las generaciones anteriores seguían en el esquema de estudias, trabajas, te casas, tienes hijos y luego te retiras. Sin embargo, los millennials no seguirán ese orden necesariamente para lograr sus metas.

 “La generación de nuestros padres entiende que la vida viene con un manual. Que hay una forma y un orden de hacer las cosas. En nuestra generación pensamos que tenemos el control de diseñar nuestra propia vida y no necesariamente sigue ese orden. Los vemos mucho en nuestras relaciones, ya que apostamos más a las relaciones libres, somos más propensos a convivir. Incluso, los que decidimos casarnos vemos la unión como algo más espiritual, no necesariamente religiosa”, destacó Catalina.

Según pruebas realizadas, los millennials apoyan los modelos domésticos “no tradicionales”, porque fueron testigos de las dificultades que enfrentaron los padres en las familias donde hay dos fuentes de ingreso.

 Un estudio reciente hecho en 22 países europeos encontró que los padres estadounidenses reflejan los niveles más altos de infelicidad, en comparación con quienes no son padres, según publicó recientemente el New York Times.

Curiosamente los millennials también resultaron ser más tradicionales que los baby boomers y los de la Generación X, pues no les molesta que sea el hombre la única fuente de ingreso, mientras la mujer es ama de casa y/o realiza home schooling con los hijos.

Y aunque se espera que los millennials tracen un consenso hacia la igualdad, el Consejo de Familias Contemporáneas publicó un informe recientemente que establece que hay menos millennials entre los 18 y 25 años que apoyan los modelos familiares igualitarios, contrario al mismo grupo de edad de hace 20 años.

Aunque las tres jóvenes consideran que el machismo puede percibirse menos en su generación, establecen que todavía son muchos los campos diseñados para los hombres.

 “En los trabajos todavía sigue siendo difícil ser mamá y trabajar, y la mujer lleva pariendo toda la existencia. Entonces debería ser algo más fácil, pero todavía uno siente ese miedo de que si el nene se enferma, hay que dar explicaciones. Es algo que no diría cómodamente en una entrevista de trabajo, ‘tengo un hijo’, porque lo ven a uno limitado. Y no, uno puede trabajar y tener hijos”, aseguró Amanda.

Conseguir un trabajo del que se retirarán en muchos años es una visión irreal o poco usual para los millennials. Los altos niveles de desempleo y la forma en que está cambiando el campo laboral, los hace sentirse menos apegados al trabajo, contrario a las generaciones anteriores, que lo tenían como prioridad.

 “Uno se preocupa más por estar bien y por estar feliz, más allá de la seguridad que te puede dar un trabajo. Creo que hemos tenido que aprender por cantazo. No sé qué es llegar y tener un trabajo permanente. Uno se mueve mucho entre part time, cosas temporeras y eso te permite experimentar muchas cosas, te acostumbras a hacer cosas diferentes y también sabes que hay luz al final del camino”, dijo Amanda, quien trabaja en el campo de medios de comunicación.

 A Miriam le va bien dentro de las relaciones públicas y tiene un trabajo estable. Sin embargo, no se visualiza permaneciendo en él por muchos años.

“En algún momento pienso quitarme de las relaciones públicas. Mi trabajo ideal sería estar en una finca, en medio de sembradíos de lo que sea. Que hubiese animales y llevar una vida bastante tranquila, sin muchas personas al rededor. Sí con mucho trabajo, que sea una profesión que me cueste trabajo, pero que sea algo mío, una empresa mía”, indicó Miriam.

Catalina también destaca otra característica de los millennials y es lo versátiles que son. Por el mismo hecho de lo difícil que se les hace conseguir trabajos, tienen que tener la capacidad de reinventarse cada vez más.

“Somos multitasking. Me veo haciendo muchas cosas. Me afecta estar mucho tiempo en una oficina, así que tengo que buscar cosas más dinámicas, porque valoro mucho lo que es el tiempo libre y el tiempo de crecimiento personal. Y el tiempo que puedo dedicar para cultivar experiencias vitales como viajar, conocer personas de otras culturas, estudiar idiomas. Estudiar interdisciplinas que me van ayudar a ser más multitasking”, destacó la periodista.