El 7 de julio de 2011, en vez de estar celebrando sus 18 años, Keyshla Marie de Jesús se  sometía  a una biopsia luego de que descubrieran un tumor en el área entre el brazo y su seno derecho.

Era verano y se encontraba en plena transición de escuela superior a universidad, pero  hacía aproximadamente cinco meses tenía un fuerte dolor que fue inmovilizándole el brazo.

Un MRI reveló que Keyshla tenía un tumor en el área de la axila que le estaba afectando tendones, vasos sanguíneos y nervios. Fue entonces que la enviaron a hacerse la biopsia que arrojó un resultado positivo.

 “El 21 de julio me dieron el diagnóstico de un sarcoma sinovial, que es bastante raro porque crece mucho en poco tiempo y es difícil de tratar porque se pone como piedra. Estaba en negación,  iba para la   UPR de Arecibo a estudiar Computación. Cuando el oncólogo me reunió me dijo que tenía que abandonar la universidad porque el tumor que tenía era muy agresivo”, relató la joven.

En agosto, Keyshla comenzó el primero de dos ciclos de quimioterapias y empezó a enfrentar los efectos secundarios que conlleva el tratamiento, como la pérdida de cabello.

A finales de septiembre, la joven recibió la triste noticia de que el tratamiento no había funcionado y el tumor seguía creciendo.

“El doctor me dijo que mi vida estaba en peligro y que tenía dos opciones: o me amputaban el brazo o me iba a un hospital especializado en Boston,  Massachussetts, donde me podían operar”, dijo.

 Aunque la noticia la dejó a ella y a su madre Betzaida González en shock, a los dos días y gracias a la ayuda de su tía Zorimar González, Keyshla iba camino a Boston.

Lo que sería un período corto para una operación se convirtieron en seis meses, pues la joven tuvo que someterse a un fuerte tratamiento de quimioterapias y radiación antes de ser operada.

Los doctores terminaron llamándola un milagro, pues a pesar de que tuvieron que cortarle nervios y partes importantes del área del brazo no perdió el movimiento de la mano, como se esperaba. La falta de movilidad solo fue parcial. 

En ese duro proceso el arte fue la vía de escape que la ayudó a enfrentar su realidad. Desde que estaba en el País comenzó a pintar.

“Tenía que luchar con mi mente y estar fuerte emocionalmente. Me refugié en el arte. Si me sentía mal, que nadie me entendía, simplemente pintaba. Estando allá recibí arte-terapia y allí fue que me enamoré, dije que eso era lo que quería en mi vida. Utilicé el arte como terapia y fue mi sanación”, afirmó.

Hoy día, Keyshla es estudiante de la Escuela de Artes Plásticas y ya pasó los cinco años de remisión. Desde que regresó a Puerto Rico  en abril de 2012 supo que lo que quería era ayudar a los demás y de esa manera comenzó a visitar en  hospitales a niños pacientes de cáncer. El año pasado fundó Arte Sanación, una fundación en la que ella y otros 20 compañeros visitan a pacientes de cáncer en comunidades y hospitales.

Keyshla es, además,  una de las 12 artistas que realizó una pieza para esta edición de la carrera Race for the Cure de Susan G. Komen, que se celebrará el domingo. La docena de trabajos permanecerá en exhibición hasta el 31 de octubre en la Galería Space.