El Bosque Estatal de Cambalache, ubicado entre los municipios de Arecibo y Barceloneta, es considerado uno de los santuarios naturales de mayor envergadura en la Isla, pues su formación esparcida en 1,600 cuerdas, le hace custodio de un impresionante ecosistema cárstico.

Además de albergar uno de los abastos de agua más grandes de Puerto Rico, en Cambalache habitan especies protegidas y en peligro de extinción, diversidad de aves residentes y migratorias, sobre 150 tipos de árboles y arbustos, así como cuevas, sumideros y mogotes.

De acuerdo con Amarilys Soto Pérez, del Departamento de Recursos Naturales y Ambientales (DRNA) a cargo de Cambalache, “esto un bosque húmedo subtropical y su función principal ha sido la preservación y conservación de sus recursos para el disfrute del público”.

“Para 1940, el bosque se había originado como función principal en la producción de madera. Aquí tenemos plantaciones de roble, cedro, entre otros”, explicó .

“El ecosistema es cárstico. Está compuesto de mogotes, en su mayoría. Lo principal es la protección del ecosistema del Carso, especialmente las características de esta zona, proteger la fauna, flora y los sumideros”, agregó.

Asimismo, destacó que la flora de Cambalache contiene sobre 150 arbustos, representados en más de 44 familias.

“Tenemos árboles en peligro de extinción, como es el palo de Ramón, el palo de rosa, el árbol de violeta, cóbana negra y matabuey. También tenemos árboles endémicos como la palma real, palma sombrero, la de lluvia, almácigo, húcar, yagrumo”, resaltó.

Mientras que la fauna es integrada por diversidad de especies, entre estas, la boa puertorriqueña y el murciélago frutero nativo, que es el único endémico de Puerto Rico.

“Tenemos el coquí común y, en cuanto a reptiles, está el lagarto verde, el lagarto común y el jardinero; la culebra de cuatro patas y culebra de jardín. Aquí se están llevando a cabo estudios sobre la boa puertorriqueña”, señaló.

“A nivel de pájaros, tenemos al pájaro bobo, san Pedrito, zumbador, comeñame, bienteveo, el Julián Chiví que lo he escuchado por ahí. Igualmente, tenemos el carpintero, la reinita mariposera, reina mora, el múcaro, la calandria, entre otros que se pueden observar aquí”, resaltó.

Actividades en el bosque

El lugar no cuenta con un horario especifico, ya que la entrada principal del bosque es un acceso comunitario y, además, allí se encuentran el vivero y la oficina del Cuerpo de Vigilantes del DRNA.

“El bosque está disponible los siete días de la semana, es cuestión de venir cómodo a dar su caminata, pero por favor, no deje basura en los caminos. El flujo mayor es de personas que vienen a caminar y a correr bicicletas. Aquí se puede hacer ciclismo, senderismo, recreación pasiva y hasta se han celebrado bodas”, esbozó.

“Tan pronto llegas y te estacionas, hay un rótulo que indica todas las veredas y según vas caminando, hay otros rótulos que las van identificando para que nadie se pierda. Hay que venir lo más cómodo posible porque el calor es fuerte. Le recomendamos que venga con ropa cómoda, tenis para poder caminar y que traigan agua para mantenerse hidratados”, afirmó.

El área de acampar aún no está en funciones tras los daños ocasionados por el huracán María.

“Tenemos un área que se llama la vereda libre de barreras, actualmente no está habilitada y era la única vereda que había disponible para personas incapacitadas, la podían recorrer completa y tenían una idea de lo que era el bosque. De María para acá hemos tratado de rehabilitarla. Hay una parte disponible que hay un gazebo y lo utilizan”, aclaró.

“Exhortamos a que vengan a disfrutar de la naturaleza, pero recuerde que usted está entrando en una casa ajena, así que debe comportarse de acuerdo con las reglas de esa casa, sin hacer ruidos innecesarios. Aquí hay especies de animales que no están acostumbradas al bullicio, así que si va a poner música, hágalo lo más bajo que pueda”, concluyó.