Si creíamos haberlo visto todo, no, el espectáculo recién comienza. Pronto llegaremos a sentarnos en un restaurante cualquiera y encontrar que en las mesas vecinas hay parejas de carne y hues, y otras en las que alguno de sus miembros son de goma. Y hasta es probable que ambos, el de goma y el de verdad, pasen la velada romántica con la vista fija en el celular, como dos individuos normales.

En un documental producido por Channel 4, en el Reino Unido, un ingeniero de 58 años se anima a compartir públicamente su exitosa vida sentimental... con una muñeca llamada Abril. El hombre dice estar casado desde hace 36 años con una mujer real, pero encontró la forma de no serle infiel ni caer en el consumo de prostitución comprándose por 2,000 dólares una amante de apariencia juvenil y pectorales ciclópeos (de silicona).

Hasta ahí podría sonar todo muy natural, o aceptable, el asunto es que el ingeniero hace vida social con el juguete. De vez en cuando la lleva a cenar a un restaurante, según una crónica publicada en el diario El Mundo, de España. Además, disfruta comprándole ropa y maquillándola. Todo eso con el visto bueno de su cónyuge.

James no parece estar tan mal como para no despuntar en el mercado de las aplicaciones de citas, sin embargo, ha preferido portarse como un señor que es, aunque eso haya puesto en duda su cordura. Antes de jubilarse, y ante la inapetencia recurrente de su esposa Tine, decidió quemar cartuchos con la colaboración pasiva de una rubia de 1.53 de altura (5 pies) y apariencia juvenil. Parece que desde entonces ha podido cuadruplicar su desempeño semanal algo que, de acuerdo a un informe publicado en American Sexual Behavior Study, es normal para alguien de su edad.

"La mayoría de los fabricantes las hacen como si tuviesen 20 años", se queja a propósito de la edad del juguete, en el programa dedicado al sexo con robots. Y es verdad. En el mercado no hay muñecas maduritas. Lo que se sabe es que ahora está ahorrando para cambiar a Abril por una criatura de silicona e inteligencia emocional capaz de sostener una conversación, incluso, interesante.

"La gente no se da ni cuenta de que es una muñeca. Si tuviera que escoger entre April y mi mujer, honestamente no sé qué haría" afirma sin pudor. Respecto del repertorio de poses, como en toda relación, nada es perfecto: "si quieres cambiar de posición tienes que moverla tú. Pero estar con una chica como April para alguien de mi edad es una fantasía que, por suerte, puedo hacer realidad a diario", agrega.

Error. Cada día es más alto el número de hombres de su edad que eligen relacionarse con mujeres de 30, aunque en realidad sorprende más ver a tantas chicas recién salidas del cascarón y detrás de individuos que las doblan en edad y, en ciertos casos, que podrían ser sus abuelos.

De verle algo positivo a esto de acostarse con robots, es que para el caso es una "infidelidad falsa". Aunque creo que preferiría ser engañada con alguien de carne y hueso. Perdido por perdido...