Las poblaciones globales de peces, aves, mamíferos, anfibios y reptiles disminuyeron en 60%, en promedio, entre 1970 y 2014 (año más reciente con datos disponibles), alertó el Informe Planeta Vivo 2018 de la organización conservacionista WWF.

Las principales amenazas están directamente relacionadas con las actividades humanas, incluida la pérdida y degradación del hábitat y la sobreexplotación de la vida silvestre. El informe precisa que la humanidad y la forma en que alimentamos, proveemos combustible y financiamos nuestras sociedades y economías están empujando al límite a la naturaleza y los servicios que nos proporcionan energía y sustento.

“La ciencia nos muestra la dura realidad que nuestros bosques, océanos y ríos están enfrentando en nuestras manos. De kilómetro en kilómetro y de especie en especie, la reducción de los sitios naturales y las poblaciones de vida silvestre son un indicador del enorme impacto y la presión que estamos ejerciendo sobre el planeta, amenazando la estructura viva que nos sostiene a todos: la naturaleza y la biodiversidad”, explicó Marco Lambertini, de WWF Internacional.

La biodiversidad nos asegura aire fresco, agua limpia, alimentos, energía, medicinas y materiales vitales para nuestra supervivencia y bienestar. 

“En Latinoamérica, el promedio de reducción llega hasta casi el 90%. Cada uno de nuestros actos y, sobre todo, nuestra manera de consumir es lo que nos permitirá o no revertir esta tendencia de pérdida de la biodiversidad de la que todos dependemos”, afirmó Kjeld Nielsen, de la WWF.

Sin embargo, aún podemos contener estas graves pérdidas. Ken Norris, director de Ciencia de Sociedad Zoológica de Londres, precisa que debemos “diseñar una nueva ruta que nos permita coexistir de manera sostenible con la vida silvestre de la que dependemos”. 

Esa misma línea sigue Lambertini. “Necesitamos repensar con urgencia cómo usamos y valoramos la naturaleza, cultural y económicamente.