El 2060 es el año fijado por un grupo de científicos. Si antes no se toman “medidas ambiciosas” para frenar el calentamiento global, en línea con el Acuerdo de París, “ninguna intervención humana” podría detener el aumento del mar, de 17 a 21 centímetros en 2100 por el deshielo de la Antártida.

El estudio que publica hoy Nature se basa en un modelo, con el uso de observaciones por satélite, datos paleoclimáticos y aprendizaje automático, para prever cómo podría cambiar la Antártida este siglo dependiendo de si se respeta el objetivo del Acuerdo de París (2015) de no superar los dos grados de calentamiento global.

Expertos de las universidades de Rutgers y Massachusetts Amherst, Estados Unidos, indican que es probable que las actuales políticas internacionales provoquen un calentamiento global de tres grados, lo que aceleraría “drásticamente” el ritmo de la subida del nivel del mar, debido a un rápido retroceso de la capa de hielo entre 2050 y 2100.

“Si el ritmo de calentamiento global continúa en su trayectoria actual, alcanzaremos un punto de inflexión en 2060, a partir del cual estas consecuencias serían irreversibles en escalas de tiempo de varios siglos”, alertan.

En ese escenario, el riesgo de que las plataformas de hielo alrededor del perímetro de la capa de hielo se derritan aumentaría significativamente y su colapso desencadenaría un rápido derretimiento de la Antártida.

El estudio modela el impacto de varios escenarios de calentamiento en la capa de hielo de la Antártida. Si se alcanzaran los objetivos de temperatura más optimistas, entre 1.5 y 2 grados, esta contribuiría a aumentar el nivel del mar de 6 a 11 centímetros en 2100.

Pero, si se mantiene el rumbo actual hacia los 3 grados, el modelo apunta a un salto importante en el deshielo.

Así, los autores advierten de que, “a menos que se tomen medidas ambiciosas para frenar el calentamiento antes de 2060, ninguna intervención humana, incluida la geoingeniería (eliminación del dióxido de carbono de la atmósfera y su secuestro o almacenamiento), podría detener el aumento del nivel del mar de 17 a 21 centímetros solo por el deshielo de la Antártida en 2100”.

Mirando a más largo plazo, en 2300 y sin medidas de mitigación de las emisiones de gases de efecto invernadero, la contribución de la Antártida a la subida del mar alcanzaría “niveles globalmente catastróficos de diez metros o más”.

La investigación señala que la arquitectura de la capa de hielo antártica tiene un papel clave en la pérdida de hielo.

Esa capa se desliza de forma natural hacia el océano, donde comienza a fundirse, pero ese movimiento se produce lentamente gracias a un anillo de plataformas de hielo, las cuales actúan como diques, que evitan que los bordes de la capa de hielo se colapsen.

A medida que aumenta el calentamiento, las plataformas de hielo adelgazan, por lo que el agua de deshielo puede profundizar las grietas y hacer que se desintegren por completo.

Ello permite que la capa de hielo fluya hacia el océano que se calienta más rápidamente y que los bordes expuestos de la capa de hielo se desprendan, lo que aumenta el nivel del mar.

Estos procesos se observan actualmente en Groenlandia, pero no se han generalizado, al menos de momento, en la capa de hielo más fría de la Antártida.

El autor principal de estudio Rob DeConto destacó que, “si el mundo sigue calentándose, los enormes glaciares de la Antártida podrían empezar a comportarse como sus homólogos más pequeños de Groenlandia, lo que sería desastroso en términos de aumento del nivel del mar”.

No alcanzar los objetivos de temperatura del Acuerdo de París y permitir la pérdida extensiva de las plataformas de hielo de sostén representa, para el equipo investigador, “un posible punto de inflexión en el futuro de la Antártida”.