Nueva York.- En el debate nacional sobre la muerte a tiros de Michael Brown, algunos estadounidenses se han colocado en lados opuestos: Para unos, Brown se ha convertido en un símbolo de los jóvenes negros asesinados por la policía. En el otro extremo, el adolescente era un alborotador agresivo.

Sin embargo, a medida que emergen más detalles de la vida y la muerte del hombre de 18 años, su legado en los ojos de muchos es más matizado, reflejando los altibajos y los retos que enfrentan muchos jóvenes estadounidenses.

"Él era alguien que trataba de ser alguien por sí mismo, tratando de crecer en un mundo que no es tan amigable para los jóvenes", dijo la abogada de los derechos civiles Barbara Arnwine.

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"Otros jóvenes se ven en él. No están viendo a alguien que sea perfecto. Les atraen sus debilidades", dijo Arnwine, presidenta del organismo Lawyers Committee for Civil Rights Under Law (Comité de Abogados para los Derechos Civiles Bajo la Ley).

En los días posteriores al 9 de agosto, cuando Brown murió a tiros a manos de un policía blanco en Ferguson, Missouri, surgió un retrato de un chico amistoso y optimista.

Después de pasar por problemas académicos en la escuela secundaria, se esforzó para obtener su diploma meses atrás y se disponía a entrar en un colegio técnico. Amigos y familiares lo recordaron como un joven imponente — de 1,92 metros y 140 kilos (6 pies 5 pulgadas, y casi 300 libras)— con un estilo suave y bromista. Era fanático de los videojuegos y rapero aficionado.

"Su mayor meta era ser parte de algo", dijo Charlie Kennedy, profesor de salud y educación física en la Escuela Secundaria Normandy de Ferguson. "Tenía buen corazón, era un niñito en un cuerpo enorme".

Posteriormente, emergieron algunos detalles menos favorecedores. Un informe de toxicología mostró que Brown tenía marihuana en su sistema el día de su muerte. La policía de Ferguson dio a conocer un video que muestra a Brown robando cigarrillos en una minitienda poco antes de ser asesinado.

Luego vino la difusión de las pruebas y los testimonios presentados ante el jurado de instrucción que decidió no acusar a Darren Wilson, el policía que mató a Brown a disparos.

Wilson declaró que Brown peleó con él mientras el joven estaba en su coche patrulla, tratando de quitarle su pistola. Momentos más tarde, después de salir del vehículo, comenzó a resistirse a su vez.

"La única manera en que puedo describirlo es que se veía como un demonio, por lo enfadado que parecía", testificó Wilson.

El reverendo E.W. Jackson, un pastor negro conservador con sede en Virginia, opinó que Brown fue "en muchos aspectos un chico típico creciendo en una comunidad negra".

"Él absorbió una gran cantidad de actitudes negativas acerca de lo que es la masculinidad", dijo Jackson. "Me hubiese gustado que este chico hubiese sido redimido para que viviera una vida maravillosa".

"Pero algo está mal cuando alguien lucha con un policía por su arma", añadió Jackson. "No tengo más que simpatía por sus padres, pero no se puede absolver a Michael Brown de la responsabilidad de esta situación".