Estados Unidos aseguró este lunes que “por ahora” no está manteniendo contactos ni poniendo en marcha ningún plan para importar petróleo de Venezuela y confirmó que habló con Colombia para que aumente su suministro de crudo a nivel global.

“No es algo sobre lo que estemos conversando de forma activa por ahora”, dijo la portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, en su rueda de prensa diaria.

Psaki respondió así a la pregunta de si está descartada la posibilidad de que Estados Unidos relaje sus sanciones petroleras a Venezuela para poder importar más crudo de ese país, una idea que la Casa Blanca se había planteado para estabilizar los precios del petróleo.

Esa posibilidad despertó críticas de varios legisladores de ambos partidos en Estados Unidos y también inquietud de aliados de Washington como el presidente de Colombia, Iván Duque.

Después de reunirse el pasado jueves con el presidente estadounidense, Joe Biden, Duque reveló que le había ofrecido a Biden el suministro de más petróleo colombiano para estabilizar los precios de la energía, como alternativa al crudo venezolano.

Preguntada al respecto, Psaki confirmó este lunes que Biden habló de ese tema con Duque en el contexto de la “seguridad energética global” tras la invasión rusa de Ucrania, pero aseguró no tener más detalles sobre ninguna decisión al respecto.

“Seguimos hablando con una serie de productores sobre la importancia de mantener el suministro global. Esto no se trata solo del suministro en Estados Unidos, sino de asegurar el suministro al mercado global, y apreciamos nuestra relación con Colombia”, afirmó la portavoz.

En cuanto a los rumores de que el Gobierno estadounidense ha barajado la posibilidad de conceder al gigante petrolero Chevron una licencia especial para importar petróleo de Venezuela, Psaki insistió en que “por ahora” esa compra de crudo venezolano no está bajo consideración.

El pasado 5 de marzo, una delegación de alto nivel de Estados Unidos visitó la capital venezolana y se reunió con el presidente Nicolás Maduro, en el que según la Casa Blanca fue el viaje de mayor rango a Caracas en más de dos décadas.

La visita se produjo en los estertores de la invasión de Ucrania por parte de Rusia, un importante aliado de Venezuela, y entre rumores de que Biden estudiaba levantar parte de las sanciones al sector petrolero venezolano para contener los precios de la energía.

La Casa Blanca no ha negado que tratara ese tema durante la reunión con Maduro, pero ha rebajado las expectativas sobre esa posibilidad después de recibir críticas de varias figuras influyentes en el Congreso estadounidense, incluido el senador demócrata Bob Menéndez.

Un alto funcionario estadounidense, que pidió el anonimato, describió la semana pasada la visita a Caracas como un encuentro puntual, al asegurar que ahora mismo “no hay conversaciones con el régimen” de Maduro.

Estados Unidos ha insistido en que el tema principal del que habló con Maduro fue la situación de los diez estadounidenses presos en Venezuela, de los que dos fueron liberados poco después de la visita.