Washington. Importantes figuras del Partido Republicano dicen que la paralización de actividades por el coronavirus no puede continuar. Activistas que hacían sonar sus bocinas rodearon la legislatura de un estado para protestar la orden de quedarse en casa. En el Congreso nacional hay personal que calladamente prepara proyectos de ley que dejarían sin efecto un paquete de ayuda recién aprobado y mandaría a la gente de vuelta al trabajo.

Detrás de la campaña de Donald Trump para acelerar la reapertura de la economía hay una cantidad de aliados republicanos deseosos de apoyar al presidente.

“Ya es hora de que empecemos a hablar de esto y de ver cómo lo hacemos”, sostuvo el senador republicano Pat Tommey, quien ha estado transmitiéndole sus puntos de vista a Trump.

Los esfuerzos para reabrir la economía son impulsados por una potente alianza de empresas, conservadores que defienden la libertad religiosa y partidarios de gobiernos reducidos, algunos de los cuales tienen acceso directo a Trump. Están ganando fuerza como contrapeso a los profesionales del campo de la salud, que advierten acerca de consecuencias potencialmente letales si se levantan las órdenes de permanecer en casa demasiado rápido.

La movilización recuerda a la rebelión del tea party de hace una década, cuando elementos conservadores se alzaron contra la intervención del gobierno en la recuperación de una recesión. Atrae figuras alarmadas con el paquete de auxilio de 2.2 billones de dólares, elementos religiosos que dicen que están violando su derecho a ir a la iglesia y legisladores conservadores que se quejan de que los programas de asistencia representan un paso hacia el socialismo.

“¿Qué se puede hacer para contrarrestar algunas de estas medidas tiránicas?’”, preguntó el representante republicano Andy Biggs en una entrevista radial.

El economista Stephen Moore encabeza una nueva coalición que busca movilizar gente en todo el país. La Fundación Heritage, de tendencia conservadora, presentó un plan de cinco puntos para la reactivación de la economía. Los republicanos hablan del tema casi todas las semanas en las conferencias telefónicas privadas de los republicanos de la cámara baja.

“Promovemos la libertad”, dijo Moore. “Queremos frenar un tren de gastos que quebrará al país y poner nuevamente en marcha, lo antes posible, el motor de 20 billones de dólares que es la economía estadounidense. Incluso mañana”.

Al principio de la crisis la reacción instintiva de Trump de reactivar la economía fue contenida por dos fuerzas imprevistas: Los profesionales de la salud del equipo de la Casa Blanca abocado al coronavirus y la propia campaña del presidente, que advirtió sobre el impacto que podrían tener una gran cantidad de muertes en sus posibilidades de reelección, según un republicano que no es identificado porque habló sobre evaluaciones internas del partido.

Pero ahora que las medidas tomadas limitaron la propagación del virus y la cantidad de muertos es de 27,000, muy por debajo de lo anticipado, hay quienes se enfocan más en la reapertura de la economía que en el control del virus, según la persona.

“Tenemos que aprender a vivir con esto”, declaró Adam Brandon, presidente de FreedomWorks, que realiza teleconferencias semanales con miembros del Congreso y moviliza una base de miles de partidarios que apoyan sus esfuerzos.

Los activistas dicen que se enfocan en partes de la economía y en regiones del país que no han sido tan golpeadas por el virus y en trabajadores que pueden seguir desempeñando sus funciones cumpliendo las normas de distanciamiento social. Mencionan la construcción, la jardinería y algunas fábricas. Aducen que, si los trabajadores usan barbijos y toman otras precauciones, podrían funcionar sin problemas.

Estos sectores republicanos dicen que el énfasis en la salud pública no toma en cuenta el impacto social que podría tener un cese de actividades prolongado, con una potencial depresión gigantesca. Señalan que el gobierno no puede seguir tirando dinero para mantener la economía a flote.

Tommey dice que pueden cundir la desesperación y el abuso de drogas y alcohol, lo que a su vez agravaría el desempleo y aumentaría la pobreza. El desbarajuste en la cadena de suministros puede dar paso a desmanes. Afirma asimismo que hay sectores de la economía, como las zonas rurales de Pensilvania, que “podrían volver a funcionar hoy mismo”.

Una institución que se opuso de entrada a la paralización de la actividad económica fue Americans for Prosperity, entidad apoyada por los hermanos Koch, que dice que se debe permitir al empresariado “adaptarse e innovar”.

Uno de cada diez empleados se ha quedado sin trabajo y varios legisladores republicanos dicen que hay que cambiar de estrategia.

“Estamos tratando de reactivar esto mucho antes de lo que espera mucha gente”, dijo el senador republicano David Perdue en una entrevista radial. Indicó que habló con Trump durante el fin de semana y que el presidente ya estaba pensando en un período de transición.

“El mercado libre, el sistema de empresas libres, está amenazado”, sostuvo Perdue. “Que no vengan a decirnos cómo manejar nuestras vidas”.

Los demócratas dicen que reactivar la economía antes de lo recomendado por los expertos médicos puede tener consecuencias desastrosas y producir nuevos focos infecciosos que desborden los hospitales.

La presidenta de la Cámara de Representantes Nancy Pelosi, demócrata, pidió a la gente que “ignore las mentiras” que circulan y “escuche a los científicos y a otros profesionales respetados” para protegerse a sí misma y a sus seres queridos.

El miércoles una cantidad de conductores de vehículos congestionaron el tráfico cerca de la legislatura estatal de Michigan, después de que la gobernadora demócrata Gretchen Whitmer decidiese aumentar, no relajar las restricciones en uno de los estados que ha impuesto las medidas más severas para contener la pandemia.