Pocas expectativas de crecimiento en clientes, pero sí mucha incertidumbre para los comerciantes aledaños al puente Atirantado de Naranjito, es el sentimiento casi generalizado entre empresarios que se verán afectados por el cierre de la estructura para reparaciones.

Mientras que para los comercios ubicados en la carretera PR-167, otrora ruta principal de acceso al Pueblo de los Changos antes de la construcción del Atirantado en el 2008 -y que a partir de hoy será la ruta alterna para los conductores hacia Naranjito-, la clausura significará un cambio en cuanto al aumento del tránsito y futuros comensales, la historia para sus homólogos en la carretera PR-5 donde ubica el puente, su futuro inmediato y a largo plazo les resulta impredecible.

Ajustes menores

Los propietarios de negocios en la carretera PR-167 –ruta alterna a la PR-5– manifestaron que esperan un mayor movimiento de tránsito en dicha vía, pero que no necesariamente signifique un aumento de clientes y volumen de ventas.

“Cuando abrieron el puente en el 2008 hubo una merma de clientes que duró como de seis a ocho meses. No tardó mucho que la gente luego se diera cuenta que el tiempo para llegar al pueblo es casi similar en ambas carreteras y sí hubo el cierre de algunos comercios, pero en general no hubo un cambio drástico que nos afectara negativamente”, declaró Adolfo Torres, propietario del restaurante Los Checos.

Con más de cuatro décadas de fundado el negocio de comida criolla, su dueño asegura que “las personas cuando se dieron cuenta del tiempo para llegar al pueblo, y que por aquí la ruta estaba más vacía, la clientela regular volvió”.

No obstante, ante la expectativa de un aumento de clientes a partir de hoy, Torres informó que añadió una caja registradora, aumentó su horario de trabajo y podría contratar empleados adicionales de ser necesario.

“Regularmente, abrimos de 5:00 de la mañana a 7:00- de la noche y ahora estoy ya desde las 4:00 de la madrugada en operaciones. Entiendo que habrá una diferencia (de recibir más clientes), pero no tanto. Eso sí, lo que esperamos es tremendo tapón y congestión de carros, pero no mucho más”, destacó.

Por su parte, Luisa Mejía, copropietaria de Los Nuevos Quesitos –también en la PR-167– aseguró que, independientemente se mantenga el puente abierto o no, su establecimiento ha mantenido un grupo fiel de clientes que no ha disminuido por años.

El negocio Los Nuevos Quesitos ha mantenido un grupo fiel de clientes que no ha disminuido por años, según sus propietarios.
El negocio Los Nuevos Quesitos ha mantenido un grupo fiel de clientes que no ha disminuido por años, según sus propietarios. (Miguel J. Rodriguez Carrillo)

“Al principio que abrieron el puente sí pasó que hubo días que abríamos y nos quedábamos mirándonos las caras, porque bajó la entrada de clientes, pero eso cambió al poco tiempo y seguimos operando normal. Nosotros no necesitamos que cierren el puente para beneficiarnos en ventas, nos es indiferente”, afirmó.

“Quizás se pare un poco más de gente, pero no vamos hacer ningún cambio al trabajo que hacemos diario”, finalizó Mejía.

En tanto y en los predios de una gasolinera en desuso aledaña a Los Nuevos Quesitos, Moisés Rivera Ruiz, quien lleva 28 años como vendedor ambulante de comida, dijo que, por su experiencia, los que tienen que hacer ajustes son las personas que se verán obligadas a tomar la PR-167 para ir a sus trabajos.

“Se espera un aumento del tránsito y quizás de clientes. Pero los que se tienen que poner al día son aquellos que trabajan en la zona metropolitana y obligados vienen a tomar esta ruta. Por mi parte, aumentaré un poco la oferta ‘por si las moscas’, pero no haré nada diferente”, sostuvo.

Moisés Rivera Ruiz lleva 28 años como vendedor ambulante en la PR-167.
Moisés Rivera Ruiz lleva 28 años como vendedor ambulante en la PR-167. (Miguel Rodríguez López)

En cuanto a la diferencia de ventas que se espera ocurra a partir de hoy, Rivera Ruiz, cónsono a sus cercanos comerciantes entrevistados, no espera un cambio significativo de ingresos.

“Podría pasar que sí aumente el número de clientes, pero ya eso lo tuvimos que experimentar en otros cierres que han hecho al paso del puente. Eso sí, lo que sí sabemos que viene es el ‘revolú’ de carros que van a estar pasando de arriba pa’bajo por aquí”, destacó.

Incertidumbre para los “vecinos” del Atirantado

“Esto es un poco complicado que antes, porque el acceso al puente es una ventaja. Confiamos en el Señor que no nos afecte tanto”, manifestó Nelson Rivera González, propietario del Happy Hot Dog, negocio ambulante que ubica en la PR-5 en dirección de Naranjito hacia Bayamón.

A cumplirse en febrero seis años de haberse establecido en dicho lugar, Rivera González expresó inseguridad para su principal entrada de ingresos. “Lo he pensado, pero no tanto. Sinceramente, no he pensado mucho sobre los cambios que debería hacer. Confío en que Dios proveerá”, manifestó mientras su familia inmediata atendía varios clientes.

“Aquí se atiende un grupo grande de personas entre 150 a 200 diarios. De verdad no sé cómo esto del cierre me perjudicará”, dijo.

No muy lejos, en la primera estación de gasolina que se encuentra luego de cruzar el puente en dirección de norte a sur, Carlos Ortiz, propietario del local dijo estar preocupado seriamente por la posible pérdida de clientes.

Desde hoy, el puente Atirantado estará cerrado por reparaciones.
Desde hoy, el puente Atirantado estará cerrado por reparaciones. (Miguel J. Rodriguez Carrillo)

“Mi negocio tiene que ver con carros. Un estimado que hice en la venta de gasolina es de una pérdida entre el 15% al 10%, tomando en consideración que soy el primer garaje que las personas encuentran después del puente y con el cierre entonces los conductores encontrarán otros puestos antes que el mío”, explicó.

Al detallar su plan inmediato para enfrentar la disminución de clientes y ventas, Ortiz aseguró que “no me quedará más remedio que reducir gastos e inversión”.

“Voy a tener que hacer ajustes de costos operacionales, como lo tendrán que hacer todos los comerciantes. Restar horas de trabajo. De alguna forma hay que alterar estos gastos”, destacó Ortiz.

Otro de los propietarios de negocios -que ubica en la misma carretera- que expresó incertidumbre por su futuro comercial fue Carlos Sierra Morales, dueño del restaurante “El Atirantado”, que está enclavado a escasos metros del puente que se le conoce por el mismo nombre.

“Definitivamente, me va a perjudicar porque mi negocio está justo en el lugar de cierre. Claro que me va a afectar. Cuento con el apoyo del municipio de Naranjito que me ha permitido colocar rotulaciones en diferentes áreas y de la Autoridad de Carreteras que me está haciendo un acceso en el desvío para que los clientes puedan llegar”, informó Sierra al añadir otro factor en su contra.

“Mi temor principal es que la mayoría de mis clientes son de turismo interno y que se entienda que mi restaurante va a cerrar. Porque al cerrar el puente pudiesen pensar que mi negocio que se llama igual pues también va a cerrar y eso no es así”, dijo.

Sierra Morales indicó que los trabajos de reconstrucción del puente se esperaban desde hace años por lo que desde hace un tiempo comenzó un plan de trabajo de mitigación de daños al reducir horas de operaciones, asunto que podría prolongarse más de lo estimado.

“El municipio indica que los trabajos se harán en ocho meses, pero hay quienes aseguran que podría tardarse hasta dos años. A mi restaurante lo visitan muchas personas de toda la isla y espero que sepan que todavía seguimos en operaciones”, reafirmó.