Gabriela Hernández y Valeria Narváez, primeras celadoras de líneas graduadas de la Academia de Celadores de LUMA Energy, están conscientes de que trepar postes con líneas de alta tensión es una labor arriesgada y ardua, que normalmente hacen hombres.

Sin embargo, las nuevas celadoras ya comenzaron sus tareas como aprendices, convencidas de que los trabajos no tienen género.

De hecho, ya Puerto Rico desde 2015, tenía su primera celadora, Waleska Mass Quiñones, quien laboraba en la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE) y en 2017 ayudó en el restablecimiento del sistema eléctrico tras el golpe de los huracanes Irma y María.

Waleska, quien presta labores en la región de Caguas, pasó a ser empleada de LUMA Energy.

“A mí me inspiró el hecho de demostrar que las mujeres sí podemos, no importa el trabajo, las mujeres tenemos la misma capacidad de los hombres, siempre y cuando se hagan las cosas con pasión, con mucho empeño. Adicional a eso, mi hija ha sido mi mayor inspiración”, expresó Gabriela Hernández, quien tiene 27 años y está asignada a la Técnica de Santa Isabel.

Dijo que para ella ha sido increíble el convertirse en celadora de líneas.

Gabriela Hernández
Gabriela Hernández (Suministrada)

“Jamás me imaginé haber estado aquí. Les comentaba a mis compañeras que cuando pasaba por Salinas y veía las torres de transmisión me preguntaba qué tipo de trabajo era ese o cuándo se le hace mantenimiento y aquí estoy para poner en marcha lo que LUMA ya comenzó”, indicó la joven.

Sostuvo que, como parte de los estereotipos, ha recibido comentarios machistas de algunos compañeros en el trabajo de campo. “En la división (de operaciones) en la que nos encontramos se trabaja con helicóptero, la altura es superior y uno que otro nos dice que no podemos lograrlo, pero siempre hay los que nos dicen que el trabajo es con maña, que lo podemos lograr”, relató Hernández a Primera Hora.

Agregó que a veces “sigue habiendo compañeros que se tiran el comentario, pero cuando nos ven subiendo los postes nos dicen: ‘nos sorprendiste’ porque nos subestiman mucho, pero lo hicimos”.

Valeria Narváez
Valeria Narváez (Suministrada)

Valeria Narváez, por su parte, tiene 21 años y dijo que a ella la inspiró su papá, quien fue celador durante 26 años en la AEE y ahora también es parte de la plantilla de LUMA.

“Yo quise ser celadora porque desde pequeña veía a mi papá cómo trabajaba y ayudaba a Puerto Rico a tener un mejor sistema eléctrico y no fue hasta que se me dio la oportunidad de entrar a LUMA que quise ser celadora y ayudar a mi pueblo, Puerto Rico, a tener un mejor sistema eléctrico”, sostuvo la celadora, adscrita a la Técnica de Bayamón.

Celebran la diversidad

El presidente de LUMA Energy, Wayne Stensby presentó las nuevas celadoras en una conferencia de prensa en la sede de la empresa en Santurce a la que también asistieron unas veinte mujeres empleadas del consorcio energético, entre ellas, supervisoras de mantenimiento y construcción, parte del equipo de manejo de emergencias, despachadoras y otras que trabajan con líneas soterradas.

“Hoy celebramos la diversidad, la equidad e inclusión en nuestras operaciones”, dijo Stensby.

Kathy Roure, directora de iniciativas estratégicas de LUMA, alabó las políticas de la empresa y dijo que trabajar en los servicios públicos bajo la AEE, históricamente se consideraba una profesión para hombres.

Stensby indicó que entre el 20% al 30% de la empleomanía de la empresa son mujeres.
Stensby indicó que entre el 20% al 30% de la empleomanía de la empresa son mujeres. (Suministrada)

“La idea de que dos jóvenes mujeres se conviertan en celadoras tras completar un programa certificado por el Departamento del Trabajo de los Estados Unidos era algo que ni podríamos imaginar, pero ahora gracias a LUMA podemos. Las mujeres ya nos vamos a ver limitadas por género”, reclamó Roure, quien dijo trabajó muchos años en la AEE.

Belmaries Torres, gerente general de líneas de LUMA en Bayamón, explicó que las recién graduadas celadoras comienzan un proceso de niveles desde el uno al cuatro, en el que siguen tomando adiestramientos para ir subiendo de nivel. “El curso dura 13 semanas, de teoría y práctica, y luego están un año completado una cantidad de horas en el terreno”, sostuvo Torres, quien detalló que el programa completo es de cuatro años con cursos anuales de 13 semanas.

En la primera academia de celadores de LUMA, que culminó entre septiembre y octubre de 2021, no participaron mujeres, dijo Stensby. En esta, que fue la segunda academia, hubo dos féminas y agregó que, para la tercera, se incorporarán otras cinco mujeres.

Stensby indicó que entre el 20% al 30% de la empleomanía de la empresa son mujeres. Dijo que en las operaciones de transmisión y distribución laboran unas 150 féminas y en total, trabajan unas 950.

Se indicó que las nuevas celadoras comienzan con un salario de $30 por hora.