San Juan. La Junta de Planificación de Puerto Rico se opuso formalmente al plan del gobierno estadounidense de verter millones de metros cúbicos de residuos de dragado en cinco lugares en el mar alrededor de Puerto Rico.

La Junta consideró que el plan de la Agencia de Protección Ambiental (EPA, por sus siglas en inglés) no es suficiente para prevenir el daño a los arrecifes de coral, incluido su papel en la preservación de la pesca y la protección de las comunidades y la infraestructura de las tormentas severas.

La EPA y el Cuerpo de Ingenieros del Ejército de los Estados Unidos habían solicitado a la Junta una “Certificación de Consistencia”, que habría confirmado que su plan estaba en conformidad con el Programa de Gestión Costera de Puerto Rico. El plan federal permitiría el vertido en el océano de los residuos creados por el dragado del canal de navegación de la bahía de San Juan, que daría acceso a grandes barcos hacia una nueva terminal de gas natural licuado.

“La intención de pedir un certificado de consistencia para desechar el material contaminado de la bahía de San Juan alrededor de Puerto Rico, sin consultar con las comunidades que nos hemos opuesto al dragado, es contraria a la visión expresada por la EPA de prestar máyor atención a las comunidades de justicia ambiental. Reclamamos que toda actividad relacionada a este dragado cumpla con una declaración de impacto ambiental en la que participen las comunidades y grupos que serán afectados, antes de continuar adelante”, dijo Federico Cintrón Moscoso, director de la organización El Puente-Enlace Latino de Acción Climática.

El proyecto de dragado de la bahía de San Juan implica el dragado y la eliminación de más de dos millones de metros cúbicos de sedimentos. Verter estos residuos podría contaminar los ecosistemas marinos con metales pesados como el arsénico, cadmio y mercurio; y otras sustancias químicas nocivas como los hidrocarburos aromáticos policíclicos y los bifenilos policlorados.

Los grupos comunitarios y conservacionistas El Puente, CORALations y el Centro para la Diversidad Biológica, presentaron en agosto una demanda federal por los planes del Cuerpo de Ingenieros de ampliar el canal de navegación. La demanda impugna el hecho de que el Cuerpo no haya preparado una manifestación de impacto ambiental que analice los efectos que los gigantescos buques cisterna y la nueva terminal de gas natural licuado (GNL) tendrán en las comunidades locales, los corales y la vida silvestre. La demanda también impugna el plan del Cuerpo de disponer parte del material dragado en la reserva natural de la Laguna del Condado, un hábitat importante para los manatíes.

“La Junta de Planificación de Puerto Rico merece un aplauso por denegar el sucio plan de vertido de la EPA”, dijo Catherine Kilduff, abogada del Centro para la Diversidad Biológica. “Verter residuos en los corales duplica la destrucción de los proyectos de dragado. El proyecto de dragado de San Juan encasilla por sí solo a Puerto Rico con la dependencia a combustibles fósiles y con el daño a las comunidades y al ecoturismo; verterlo en el océano solo magnificaría el daño.”

Los sedimentos que se escapan inevitablemente de las barcazas que transportan dragados suelen asfixiar y contaminar a los corales y otra vida marina que vive en el fondo del mar. Los arrecifes de la costa norte de San Juan, cerca de los lugares propuestos para el vertido son el hábitat de siete especies de corales incluidas en la Ley de Especies en Peligro de Extinción, como el cuerno de alce, el cuerno de ciervo y el coral pilar. Algunas de estas zonas han sido designadas hábitat crítico a nivel federal para los corales cuerno de alce y cuerno de ciervo, así como hábitat crítico propuesto para las demás especies.

Los arrecifes de coral — que son extremadamente biodiversos — también sostienen otras especies marinas, proporcionando el hábitat para más del 25% de toda la vida en el océano.