Pepito debe tener más de 80 años, pero le sobran las ganas.

Bajo el sol abrasador del mediodía, ayer se careaba con policías y manifestantes por igual, gritándoles “corruptos” a unos y “vendepatrias” a otros.

No había quién lo calmara. De estatura pequeña, alzaba su voz por encima de cualquier altavoz. 

Censuraba a quienes “vendieron” al País, mientras instigaba a los manifestantes a su alrededor para que se lanzaran sobre la Policía, lista con cascos y batones para enfrentar cualquier intento de avanzar más allá del perímetro. 

Eventualmente, alguien logró calmarlo y se lo llevó, pero sus gritos hacían eco.

“¡Vendepatrias, defiendan nuestro País, no se queden así de brazos cruzados!”, decía. 

Pepito fue uno de decenas de retirados que se dieron cita ayer en el Puente Dos Hermanos para marchar hacia el hotel Sheraton en San Juan, junto a miles de unionados y miembros de diversas organizaciones en rechazo a las reformas del Gobierno que impactan a los trabajadores. 

La manifestación se dio mientras el gobernador Ricardo Rosselló se reunía en el Sheraton con la matrícula de la Asociación de Industriales de Puerto Rico.

Pedro J. Irene Maymí, presidente de la Unión Independiente Auténtica de la Autoridad de Acueductos y Alcantarillados (UIA-AAA) comentó que “estamos expresando nuestro repudio a las reformas del Gobierno en contra de los trabajadores, y ya que va a haber un cónclave entre el Gobierno, la Junta de Supervisión Fiscal y los industriales queremos repudiar las medidas que quiere tomar la Junta en contra de nuestro País, como bajar las pensiones, reformar la Universidad de Puerto Rico y quitarnos recursos co mo desmantelar la Tarjeta de Salud. También condenamos el inicio de las alianzas público privadas que se llevarán a cabo en esa reunión”.

“Los trabajadores no estamos dispuestos a aguantar más y no vamos a empobrecer a nuestro País”, agregó.

María Ruiz Oquendo, presidenta de la Unión de Trabajadores del Banco de la Vivienda, aseguró que “estamos en lucha por la reforma laboral, que es nefasta para todos y sobre todo los jóvenes que eventualmente terminarán separándose de su familia y yéndose fuera de Puerto Rico. Estamos haciendo un reclamo al Gobernador porque ha firmado leyes nefastas en contra de los derechos que tenemos establecidos en nuestros convenios y como trabajadores. Nos congelaron los convenios hasta el 2021 en sus cláusulas económicas”.

La convocatoria a la marcha atrajo a más de seis mil personas, según cálculos de los organizadores.

Cuando arrancó la manifestación poco después de las 9:00 a.m., la multitud hacía una fila enroscada como serpiente desde el puente hacia el Sheraton, caminando a paso tranquilo con escolta policial y acompañada por un grupo de batucada que les daba el ritmo a las consignas.

“Esa Junta criminal la tenemos que parar”, “Ricky está vendiendo lo que queda del País” y “Lucha sí, entrega no”, eran algunos de los lemas vociferados por cientos de personas durante la caminata de poco más de 20 minutos.

Al llegar a los predios del hotel, se congregaron en la calle Guamaní, pero no pasó mucho tiempo antes de que un grupo se separara de los unionados y fuera a carear a los agentes.

Al filo del mediodía se sintió la tensión, cuando menos de un pie de distancia separaba a los dos bandos.

Los policías, listos para actuar, observaban en silencio mientras los manifestantes les gritaban insultos, trataban de hacerlos participar de la marcha o coreaban consignas.

Tras media hora de protesta, los ánimos se calmaron súbitamente.

Un manifestante tomó un megáfono y dio un discurso cerrando la protesta, invitando a continuar “uniéndose contra estos abusadores, que están acabando con la patria… esto no solo está pasando en Puerto Rico, está pasando en el mundo entero, pasó en los países latinoamericanos y miren cómo están; pasó en los países asiáticos. Todos estamos yendo por ahí tristes, sin mirarnos las caras, porque nos están quitando nuestros derechos y no lo vamos a permitir. La lucha sigue”.