El sueño de don José Antonio Torres, de 95 años, es regresar a la Quinta Vendrell, una residencia emblemática en el barrio Portugués de Adjuntas. 

Luego del huracán María, la casa -que tiene más de 100 años- quedó destruida y al día de hoy no ha sido reparada.

Además de perder el techo, se fueron las puertas y ventanas.

Carmen Haddys Torres, hija del nonagenario, dijo que don José vive ahora en una casa aledaña a la estructura, que es de estilo neo-clásico y gótico, y que data del 1918.

La educadora universitaria mencionó que el arquitecto fue el ponceño Alfredo Wiechere Pieretti, de padre alemán y madre puertorriqueña.

Durante los años que estuvo habitable, la estructura -que era de una familia de Ponce- fue el punto de encuentro para miembros del Consejo Comunal del barrio Portugués “y lugar de tertulias literarias para profesores universitarios y académicos de Adjuntas, Utuado, Ponce y Mayagüez”. 

Ellos la compraron en el 1975, cuando estaba abandonada, la habilitaron y han sido los que por más tiempo la han habitado.

Luego fue incluida en el Registro Nacional de Lugares Históricos, tanto en el de Puerto Rico como en el de Estados Unidos. 

Torres mencionó que se encontraban trabajando para “poner la casa (de dos plantas y un ático) al servicio de la comunidad, fundando una biblioteca”, cuando llegó el huracán.

“María destruye toda la planta de arriba y todo lo que teníamos en la casa, incluyendo muebles antiguos… Perdimos todo, cuadros antiguos y de autores puertorriqueños…”, recordó.

Explicó que buscó ayuda en distintos lugares, “pero por ser una casa de la naturaleza que es, la ayuda era muy poca”.

La residencia fue incluida en el Registro Nacional de Lugares Históricos, tanto en el de Puerto Rico como en el de Estados Unidos.  (Suministrada)
La residencia fue incluida en el Registro Nacional de Lugares Históricos, tanto en el de Puerto Rico como en el de Estados Unidos. (Suministrada)

El toldo que le proveyó el municipio es el que todavía sigue cubriendo el techo.

“Aparte del deseo ferviente de mi padre de regresar y morir en su casa, y el mío propio para poder acompañarlo y cuidarlo en su avanzada vejez, deseamos conservar este legado histórico y familiar a futuras generaciones y, a la vez, ponerla al servicio del pueblo de Adjuntas”, insistió Torres, graduada en Harvard.

Aceptó que ellos no tienen los recursos para arreglarla “y tampoco podemos violar los códigos de estructura… Hemos estado yendo por todos los canales adecuados”. 

Actualmente, esperan por unos fondos “que presuntamente están asignados a propiedades históricas”.

Sin embargo, dijo que ante el inicio -en verano- de la temporada de huracanes, con unas lluvias podrían perder la casa “porque no vamos a aguantar, no tenemos techo a estas alturas”.

En febrero, la Cámara de Representantes aprobó una medida para realizar un estudio sobre los daños que sufrieron las estructuras y facilidades que se encuentran en las denominadas Zonas Históricas, Antiguas o de Interés Turístico en el área Oeste de Puerto Rico, luego del huracán María. 

Un inventario realizado por voluntarios de la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Puerto Rico (UPR) y la organización sin fines de lucro “Para la Naturaleza”, reveló que el 8% o 361 estructuras en las zonas históricas de Puerto Rico experimentaron daños con el huracán.

“Hago un llamado a las autoridades pertinentes porque, honestamente, ya no sé a quién acudir… Estamos a casi dos años (de María). Entendemos que el trato ha sido injusto, sobre todo cuando estamos tratando de defender un patrimonio nacional, que es para todos nosotros”, mencionó.

Agregó que “cualquier ayuda que podamos recibir va a ser bienvenida para proteger lo que queda de la estructura”.

La reparación de la estructura podría ascender a $150,000, porque habría que usar “madera noble, de calidad”. 

Si desea ayudar, comuníquese al (787) 313-5858.