Washington. No ha habido respuesta todavía. Estados Unidos ha intentado contactar varias veces con Corea del Norte desde que un soldado estadounidense entró el martes sin permiso en ese país, pero sigue sin conocer su paradero ni su estado de salud porque nadie ha contestado.

La comunicación es muy compleja dado que Washington y Pionyang no tienen relaciones diplomáticas y los vínculos están muy deteriorados, pero el portavoz del Departamento de Estado de EE.UU., Matthew Miller, asegura que todavía existen “una serie de canales a través de los que enviar mensajes a Corea del Norte”.

Miller rehusó esta semana detallar cuáles son esas vías, pero una de ellas, y quizás la más llamativa es el llamado “teléfono rosa”.

LLAMAR AL TELÉFONO ROSA

No se trata de una metáfora ni de una escena fantasiosa de una película de la Guerra Fría. Este teléfono de color rosa existe y está instalado en la Zona Desmilitarizada (DMZ), la franja de cuatro kilómetros de ancho que sirve de frontera entre las dos Coreas, que técnicamente siguen en guerra dado que cerraron su conflicto en 1953 con un alto el fuego en vez de un tratado de paz.

Precisamente este es el paso que cruzó sin permiso y por sorpresa el soldado Travis King, de 23 años, a quien el Pentágono había ordenado regresar a Estados Unidos tras haber pateado un coche de policía en Corea del Sur.

El teléfono rosa es una línea telefónica directa que conecta la cabina del Comando de Naciones Unidas, liderado por soldados estadounidenses, con los militares norcoreanos del otro lado, a tan solo 40 metros de distancia.

En 2013, según medios locales estadounidenses, los norcoreanos cortaron su uso, por lo que el Comando de Naciones Unidas tuvo que comunicarse durante un tiempo con el otro bando mediante un megáfono, pero en 2018 se restableció la conexión con dos llamadas diarias, una por la mañana y otra por la tarde.

Según el Comando de Naciones Unidas, la línea ha seguido activa y durante 2022 se intercambiaron al menos 98 mensajes a través del teléfono rosa.

“La comunicación es complicada. No hay relaciones diplomáticas entre ambos países, pero no es un obstáculo tan grande como parece. Si Corea del Norte quiere hablar, se puede”, dijo este viernes a EFE Mitchell Lerner, director de Estudios sobre Asia Oriental en la Universidad de Ohio.

LA VÍA SUECA

Otra de las formas que tiene el Gobierno de Joe Biden para contactar con el régimen de Kim Jong-un es mediante un intermediario. El Pentágono confirmó el jueves que está buscando la mediación de Suecia.

Estocolmo y Pionyang establecieron relaciones diplomáticas en 1973, tras lo cual Suecia se convirtió en el primer país occidental en abrir una embajada en Corea del Norte.

La misión diplomática sueca en la capital norcoreana representa a menudo los intereses consulares de otras naciones como Estados Unidos, Canadá, Australia o los países escandinavos.

De hecho, Suecia jugó un rol importante en los preparativos de la histórica cumbre de Singapur de 2018 entre Kim Jong-un y el entonces presidente de Estados Unidos Donald Trump, en la primera reunión entre mandatarios de ambos países.

Meses antes del encuentro, el ministro norcoreano de Exteriores había viajado a Suecia para hablar sobre esa reunión.

CONTACTOS EN NACIONES UNIDAS

Otro escenario que fue clave para afinar los detalles de esa cumbre, y que podría servir ahora para acercar posturas sobre el soldado detenido, es la sede de la ONU en Nueva York.

Pionyang tiene una misión permanente ante Naciones Unidas, algo que puede aprovechar la diplomacia estadounidense para comunicarse con ellos de forma directa o indirecta.

Sea como sea, los esfuerzos de comunicación no han tenido todavía éxito, al menos oficialmente. “Todo lo que podemos hacer es seguir enviando mensajes. Tanto de manera pública como a través de canales privados”, dijo la viceportavoz del Pentágono, Sabrina Singh.

El profesor Lerner cree que Corea del Norte todavía “no se ha expresado públicamente porque le gusta mostrarse firme”, pero sospecha que ya ha habido o pronto habrá “algunas comunicaciones discretas”.

En cuanto al porvenir del soldado, no hay muchas opciones sobre la mesa, según el experto de la Universidad de Ohio: seguramente ha sido detenido y será sometido a juicio por entrar ilegalmente al país.

“Si lo hallan culpable, irá un tiempo a prisión o será enviado a Estados Unidos, donde será juzgado por un tribunal marcial. Por otra parte, si se declara un seguidor de Corea del Norte y de su ideología, será utilizado con fines propagandísticos”, concluyó.