Playa Chiquita, Panamá. Centenares de extranjeros que participaron de un encuentro tribal hippie en una isla remota de la costa Caribe de Panamá estaban varados y un grupo de ellos se mantenía en cuarentena el miércoles, mientras las autoridades de salud del país centroamericano luchan por frenar el avance del nuevo coronavirus.

Uno de los organizadores del encuentro, James Baker, dijo a The Associated Press que, entre 400 y 500 asistentes de Canadá, Estados Unidos, México, Colombia, Costa Rica, Chile, Dinamarca, España, Inglaterra, Francia, Hungría, Tailandia y Australia, entre otros países, se mantenían en esta playa rodeada de palmeras en la provincia de Colón, al norte, y a unas tres horas por carretera desde la capital.

Un centenar de ellos que llegó durante o pocos días después del festival, que inició el 29 de febrero y concluyó el 15 de marzo, debía cumplir aún varios días de una cuarentena decretada por las autoridades de salud. El festival incluyó presentaciones de grupos indígenas y afroantillanos, así como música electrónica.

El evento llevaba algo más de una semana cuando las autoridades de salud de Panamá anunciaron el primer caso confirmado de coronavirus. Desde entonces, el número de contagios ha ido en aumento y para el martes en la tarde ya alcanzaban los 86, incluyendo un fallecido, convirtiendo a este país con la mayor cantidad de casos reportados hasta el momento en América Central.

Varios empleados de salud con mascarillas le tomaban los datos y la temperatura a algunos grupos de extranjeros que se disponían a salir el miércoles de la playa con mochila sobre la espalda y que habían cumplido una cuarentena de 14 días.

Baker aseguró que ayer 150 lograron salir y que tenían vuelos disponibles.

Los que intentaban salir el miércoles no contaban con transporte disponible a la vista y se lanzaban a su suerte a pie por un camino de tierra entre la selva con la esperanza de que alguien los sacara del lugar.

“Lo que les hemos estado diciendo a la gente es que se pongan en contacto con sus embajadas para que les ayuden”, señaló Baker, oriundo de Manchester, Inglaterra. “Queremos, solicitamos la ayuda de todas las autoridades, de todas las embajadas. Hasta la fecha, hemos obtenido muy poco ayuda de ellos. Hasta el momento, no ha habido apoyo para el costo de los camiones, para los vuelos, la comida, todo eso”.

“La gente en general está bien de ánimo, obviamente hay mucha gente que sí quiere regresar a casa, entonces, sí es una cuestión de obtener la ayuda de las autoridades para que ellos pudieran regresar lo más pronto y seguro posible”, subrayó.

El Ministerio de Salud de Panamá dijo en un comunicado que al evento llegaron unas 900 personas de todos los continentes y que ordenó la suspensión del festival el 12 de marzo y un cerco sanitario. Refirió que se hicieron pruebas a dos extranjeros que presentaban síntomas respiratorios que resultaron negativas y se mantienen en observación.

“En la medida que vayan cumpliendo sus 14 días (de aislamiento), se les dará el alta médica y se coordinará con las embajadas de sus países” y su salida, escoltados por la policía.

Durante la visita por la mañana que realizó The Associated Press a la playa tampoco se observó a simple vista casos de personas enfermas o se escuchó reportes de gente con síntomas que provoca el COVID-19, como tos seca y fiebre. Además, no se les vio utilizando mascarillas.

Los extranjeros sobrellevan el tiempo acostados en hamacas amarradas a palmeras y caminan a orillas de la playa. A un extranjero se le vio recorriéndola desnudo. También limpian y recogen la basura. Durante la estadía han vivido en carpas y en el lugar montaron puntos de venta de comida y de bebidas.