La organización delictiva más grande dentro de las cárceles de Puerto Rico es los Ñetas, pero no son los únicos.

Existen también Los 27, Los 25 y Los 31, igualmente conocidos como Los tiburones.

Estos grupos nada tienen que ver con pandillas que existen en las calles como la Organización de Narcotraficantes Unidos (ONU), cuyo extenso repertorio criminal se discute actualmente en el foro federal y que revela la magnitud de este tipo de mafia. Dentro de las cárceles se brega diferente y si algún pandillero es arrestado y convicto, la práctica es unirse a alguna de estas cuatro organizaciones.

Dos fuentes con conocimiento directo de cómo se mueve el organigrama en las cárceles aseguraron que adentro abunda la droga. Es decir, el negocio de la calle se traslada tras los barrotes y sigue generando ganancias a los del bajo mundo.

Principalmente, son los Ñetas los que controlan el trasiego de la droga que llega a las instituciones carcelarias del país a través de diferentes entradas.

“El punto más grande de drogas de Puerto Rico es la (Cárcel Regional) 1072 de Bayamón”, reveló una de las fuentes.

Allí, dijo, dominan los Ñetas, pero hay un pequeño grupo de Los 27. Como un dato curioso, contó que cuando ambas organizaciones llegan a acuerdos usan la frase “Bacalao y Huevo”.

La droga, la mayoría heroína y cocaína, llega a la cárcel a través de familiares de los reos y alguno que otro empleado del Departamento de Corrección. Sin embargo, los cargamentos mayores son lanzados hacia las instituciones desde afuera.

“Ellos acampan en los alrededores esperando el momento para lanzarla. En mi opinión, las grandes cantidades entran así”, indicó la fuente.

“Ellos (los Ñetas y Los 27) tienen un acuerdo y saben a quién le pertenece la droga. Ellos no roban droga, ellos saben cuándo va a llegar y para quién es”, añadió.

La otra fuente dijo que a través de los celulares que entran de contrabando es que se maneja la logística.

Los Ñetas también controlan los trabajos dentro de las cárceles, quiénes pueden tomar clases de rehabilitación y otras actividades.

“Por ejemplo, si el Comité de Clasificación y Tratamiento, que son los encargados de nombrar los reos a sus trabajos, mandan a uno a la cocina, si él tiene la instrucción de los Ñetas va a decir que no quiere hacer eso”, explicó el informante.

Las organizaciones con nombres de números (los cuales indican el día en que fueron asesinados sus respectivos líderes) son más conocidas en las cárceles por realizar las llamadas fraudulentas pidiendo dinero a sus víctimas, el llamado pescaíto. Esto se le conoce tras lo barrotes como “canteo”.

Dentro de las prisiones, cada organización tiene sus reglamentos. Existen “libros de casamiento” donde están los apodos de las parejas que se han formado dentro del penal y las reglas que deben seguir, incluidos los días que tienen vetado “divorciarse”.

“Había hasta una práctica con uno de los líderes de pedirle $40 por preso para protección”, se aseguró.

Eso sí, es muy raro ver dinero en efectivo dentro de las instituciones porque las transacciones se hacen fuera. Los familiares son los encargados de cobrar a través de agencias de envío de valores como Western Union o MoneyGram y una vez el traficante tiene la confirmación de que se depositó el dinero, entrega la sustancia ilegal en la cárcel.

“También fían, pero si no pagas es muerte, ¿sabes?”, acotó la fuente.

Existen también las mulas, que introducen material de contrabando a las cárceles. En su mayoría son mujeres.

“Aunque suene mal, la mayoría son mujeres, y mujeres obesas, pero bien obesas, que tienen baja autoestima y de clases sociales bajas, que los presos las enamoran”, dijo la fuente.