Tres residentes de Barceloneta con condiciones de salud delicadas, dos de ellas con cáncer, y que sufrieron complicaciones por la falta de recursos y servicios que ha provocado la emergencia que vive el país murieron en las pasadas 72 horas, de acuerdo con la directora de programas federales de ese municipio, Lorimar Villamil.

“Tenemos personas que estaban frágiles ya. Tenemos gente con cáncer, personas que tenían problemas con los respiradores y el oxígeno”, declaró Villamil, quien indicó que han muerto otras personas pero que no podía vincular esos fallecimientos a los problemas surgidos luego del paso del huracán María. El gobierno acaba de confirmar que ha habido 34 muertes vinculadas al ciclón, luego que, por los pasados 13 días, mantuviera esa cifra en 16. 

Relacionadas

“Los proveedores de oxígeno no aparecen para darle atención a las personas. Hoy es que estamos llenando los documentos a través de la Procuradora (de las Personas de Edad Avanzada). Se nos hace bien difícil acceder a un montón de cosas”, lamentó Villamil, quien vino hoy a buscar ayuda al Centro de Convenciones, donde el gobierno tiene el centro de mando.

La funcionaria hizo un llamado de auxilio para su municipio, que no tiene ambulancia, ni ha recibido visita ni llamadas de la Autoridad de Energía Eléctrica ni de la Autoridad de Acueductos y Alcantarillados.  

 “Lo único que hemos recibido es comida. FEMA (Agencia Federal para el Manejo de Emergencias) fue y nos llevó comida militar. Recibimos paletas (empaque al por mayor) de kétchup, mayonesa, mezcla para pancakes, skittles (dulces), vasos para café, servilletas, mezcla para brownies, carne seca, galletas de queso. La comida fresca como tal, nos la trajo la Cruz Roja”, explicó la funcionaria. 

“La alcaldesa (Wanda Soler), ayer, pidió que nos abran los comedores para, por lo menos, cocinar, porque no todo el mundo tiene acceso a Walmart”, sostuvo Villamil. 

Destacó que, en medio del escenario municipal, le preocupan los ancianos. 

En Barceloneta, no está operando el centro de envejecientes, que no solo le daba alimento a los participantes sino que le llevaba comida a personas postradas en cama o que no podían llegar al lugar. Hay dos asilos y “a uno de ellos, le llevamos agua”, dijo.

“Escuché que uno de esos asilos estaba evaluando cerrar porque se le estaba haciendo muy difícil conseguir el diésel”, indicó, al tiempo que señaló que la égida que ubica en ese municipio también ha enfrentado problemas para conseguir diésel para la planta. 

“El día del huracán, a las siete de la noche, todavía estábamos sacando gente de sus casas, que no se querían ir por no dejar sus pertenencias.  Encontramos un montón de viejitos en sus casas porque sus familiares no los fueron a buscar y los llevamos al refugio. Los empleados de los refugios les cogieron los celulares y llamaron a familiares, algunos que estaban en Estados Unidos y han venido a ayudarlos”, declaró Villamil.