Manatí. Las brigadas municipales colocaron vallas a ambos lados de un tramo de la PR-2 por donde discurre el Río Grande de Manatí, que el alcalde, José Sánchez González, advirtió que se puede desbordar en las próximas horas debido a las lluvias de la tormenta Fiona y las escorrentías que bajan de la Cordillera Central.

El tramo cerrado de la PR-2 comprende desde el Centro de Diagnóstico y Tratamiento y la oficina municipal de Manejo de Emergencias hasta el puente, en la colindancia entre Manatí y Barceloneta.

“Con todo lo que está lloviendo, ya el río está a punto de salirse y se cerró ese tramo de la PR-2, para evitar que se transite por esa zona, ya que puede haber un golpe de agua”, contó Sánchez González.

El alcalde narró, sin embargo, que visitaron en dos ocasiones a comunidades en zonas inundables, como la comunidad Vuelta del Dos, pero la mayoría rechazó movilizarse a los refugios.

Al momento, son ocho refugiados en la escuela Juan A. Sánchez Dávila.

El matrimonio de Felipe Lebrón y Brunilda Pérez llegó hasta el refugio, desde temprano en la tarde de este domingo. “Tengo una casa, que tiene un boquete arriba (en el techo). Es de madera. Está así desde antes que yo me mudé”, contó Pérez, sentada en un pupitre del salón de clases, que le servirá de habitación durante la noche.

“En el huracán María, perdí todo, todo, todo”, agregó la mujer, quien todavía vive en una casa insegura.

En el albergue, el matrimonio Lebrón-Pérez conversaba también con Maritza Camacho, del barrio Altagracia. Camacho acudió allí por recomendación del personal de primera respuesta, que acudió a su casa y se percató de que si colocaban un panel en la puerta de cristal, la manatieña se quedaría atrapada, sin otra salida, en caso de una emergencia. “Es la primera vez en mi vida que estoy en un refugio, pero realmente me han tratado muy bien”, mencionó la mujer.

En el pueblo aledaño de Ciales, que ubica en la región montañosa, hay cuatro refugiados en la Escuela Nueva Urbana, informó el portavoz de prensa, Josian Omed Vázquez Díaz.

Las comunidades Dos Ríos y Alturas de Ciales están en zonas inundables cada vez que el Río Grande de Manatí sale de su cauce. “El alcalde (Alexander Burgos Otero) ha estado yendo allí, tratando de que la gente vaya a los refugios y se le ha hecho difícil porque no quieren moverse”, comentó Vázquez Díaz.

Mientras, en Vega Baja, el alcalde, Marcos Cruz Molina, comentó que, a su juicio, los ríos “no representan un peligro, en este momento, en términos de que se vayan a salir”. El municipio está alojando dos personas, una, de 69 años; y otra, de 80 años, que “viven en comunidades propensas a inundaciones y por cuestión de precacuión decidieron moverse al refugio”, dijo Cruz Molina.