A pesar del estrés y la falta de tiempo y  recursos económicos que experimentan muchos jóvenes en su ajetreada vida universitaria, es posible mantener buenos hábitos alimentarios, aseguró un especialista en nutrición.

En este escenario, la buena nutrición se vuelve retante porque allí conviven los jóvenes que no tiene recursos económicos para comer saludablemente, así que optan por la llamada comida chatarra; los que tienen recursos pero no los usan porque  brincan comidas; y los que no comen para mantener una imagen física específica.

“El estudiante tiene que  educarse sobre por qué tiene que comer saludable… La universidad no es para toda la vida. Si aprendiste a tomar decisiones saludables en la universidad, cuando trabajes te será más fácil y vas a prevenir enfermedades a largo plazo”, destacó a Primera Hora el nutricionista José Lozada.

Y la receta es sencilla: no saltar comidas, ingerir meriendas nutritivas, llevar almuerzo y moverse.

Para empezar, el estudiante debe comprar alimentos saludables en el supermercado y, posteriormente, preparar comidas para llevarlas a la universidad.

“Si te organizas en el fin de semana y preparas para tres días te ahorras mucho dinero. Y llevarse al menos tres meriendas como barritas, nueces, sándwich integral, y un termo grande con agua”, sugirió.

Las meriendas deben de ser altas en proteína -y no azúcar- porque tardan en digerirse y sostiene al cuerpo hasta la próxima comida. Emplos serían queso, yogurt con granola, nueces, almendras y frutos secos.

 También hay que tratar de moverse para recompensar todo el tiempo que permanecen sentados, porque “la silla nos está matando”. Una de las alternativas sería crear un grupo de amigos que salgan a caminar a determinada hora en las facilidades recreativas de la universidad.