Dos “ejércitos” se tiraron a la calle hoy para trabajar en la rehabilitación de una de las zonas más fuertemente golpeadas por el huracán María: el área de Levittown.

Uno era la unidad del Cuerpo de Ingenieros del Ejército Estadounidense, contratado por el ayuntamiento de Toa Baja para desde hoy recoger las montañas de escombros acumulados en muchas de las residencias de las urbanizaciones en el área.

El otro era el “ejército” del municipio. Aunque el alcalde toabajeño, Bernardo Márquez, recientemente dijo que su administración no contaba con los recusos ni el equipo necesario para una empresa de esta envergadura, ayer varios equipos trabajaban por su cuenta y con camiones, excavadoras y otra maquinaria pesada rotulada como del municipio, limpiando las calles y aceras de los escombros causados por María. Gran parte del material era compuesto por ramas y troncos de árboles que fueron derribados por el ciclón. Pero también había pedazos de aluminio y zinc que hace poco más de tres semanas eran parte de letreros, residencias y otros edificios. También había sillones, armarios y otros muebles que fueron dañados cuando las aguas invadieron los hogares.

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Los empleados municipales no discriminaban; se cargaban con el desperdicio, sin importar su procedencia ni material.

“Yo me llevo to’ lo que aparezca”, le dijo a este medio el chofer de equipo pesado Luis Hernández, quien manejaba un camión de carga con palanca de garra, la cual recogía los escombros, que luego depositaban en un lote aledaño a la avenida Los Dominicos.

Hernández indicó que él y sus compañeros municipales llevaban en laborando desde “dos días después del huracán”.

Pero tanto es el trabajo en agenda, que durante un recorrido de este medio por el área del Levittown este medio observó que los esfuerzos municipales y del Cuerpo de Ingenieros apenas comienzan por allí.

“Levittown y el barrio Ingenio son los más afectados”, dijo José L. González, capataz de otro equipo municipal de limpieza. Este contaba con dos excavadoras tipo ‘digger’ que recogían los escombros y los depositaban en la tumba de un solitario camión blanco, el cual los llevaba al lote de acopio cercano.

“Es un solo camión, pero no se tarda en regresar porque eso (el lote de acopio de escombros) es ahí cerquita”, dijo Carlos Robles, uno de los miembros del grupo. 

Aunque Levittown recibió un fuerte golpe, hubo algunos vecinos que fueron afortunados y sufrieron relativamente pocos daños por María.

“A nosotros solo se nos fue un techito del patio y nos quedamos sin luz. Pero hay un montón de daños por aquí”, dijo Luis Rodríguez, vecino del área.