Tras la reestructuración de la Corporación del Fondo Interés Apremiante (Cofina), la Autoridad de Acueductos y Alcantarillados (AAA) y las Obligaciones Generales (GOs en inglés), Puerto Rico goza del respaldo de los inversionistas, incluyendo algunos fondos institucionales, pero el retorno pleno de la isla al mercado municipal estadounidense todavía está por verse, a juzgar por las expresiones de seis manejadores y banqueros de inversión durante la cumbre económica Puerto Rico Now.

Ayer, casi tres meses después de que se implementara el Plan de Ajuste (PDA) del gobierno central, la administración de Pedro Pierluisi buscó motivar a la comunidad inversionista local y principalmente estadounidense que se congregó en el Distrito de Convenciones para que apueste a la isla durante la primera cumbre económica del cuatrenio.

Allí, en síntesis y a lo largo de un día de presentaciones, el mensaje oficial –encabezado por el gobernador Pierluisi- es que Puerto Rico ha entrado en una nueva etapa luego de la reestructuración de la mayor parte de la deuda pública. Una etapa en la que, a juicio de Pierluisi y su equipo de trabajo, todo es progreso: niveles históricos de empleo y actividad económica, avances sin par en el uso de fondos federales para combatir la pandemia del Covid-19 y una gestión fiscal que excede las proyecciones de recaudos de la Junta de Supervisión Fiscal (JSF) mientras los gastos se mantienen a raya.

“Las metas y principales expectativas de Puerto Rico en los próximos meses del 2022 incluyen comenzar proyectos de reconstrucción claves y agilizar el desembolso de fondos federales, incluyendo sobre 2,000 millones solo en este año”, dijo Pierluisi para luego indicar que el territorio estadounidense toma los pasos necesarios para no repetir “el capítulo bochornoso de la quiebra”.

Pierluisi tomó la palabra en un “ballroom”, cuya primera sección, estaba abarrotada. Al evento, que continúa mañana, se han dado cita unas 1255 personas, entre ellas, ejecutivos de Paritel Wealth Management, The Holland Group, EN Capital, Wells Fargo, Galion Management, Nuveen Financial Planning, BoA Securities y MacKay Shields, entre otras.

Si bien reconoció que se trata de una inyección monetaria única, Pierluisi indicó que, consumada la reestructuración de la deuda pública, la inyección de unos $50,000 millones en fondos federales como resultado del huracán María, creará la plataforma que necesita la isla para crecer sostenidamente. En ese sentido, el mandatario destacó que los trabajos de reconstrucción tomarán entre ocho y 10 años y estos supondrán unos $5,000 millones de inversión anual en una economía, cuyo producto bruto ronda $70,000 millones.

“No hay duda de que los tiempos están cambiando”, agregó Pierluisi al instar a la audiencia a tomar partido de los incentivos y programas desarrollados en favor del mercado inversionista, incluyendo las disposiciones de las leyes 20 y 22 de 2012, ahora insertadas en el Código de Incentivos Contributivos o la llamada Ley 60.

El regreso a los mercados

Sin embargo, la perspectiva de quienes trafican los bonos de Puerto Rico viaja entre el optimismo y la cautela y será el paso del tiempo y las acciones que tome la isla las que incidirán, en última instancia, en el apetito de los inversionistas y en que la deuda del territorio estadounidense pase de los fondos de alto rendimiento a fondos institucionales. Es decir, de una base de inversionistas interesados en ganancias de corto plazo, y por ende, más costosos, a planes de retiro, fondos dotales, aseguradoras, bancos comerciales e individuos que suelen invertir como mecanismo de ahorro, ingresos, alcanzar objetivos institucionales o tener recursos para la jubilación.

En ese sentido, a diferencia de otras conferencias económicas coordinadas por el gobierno y donde participaban los grandes fondos de inversión que compraban la deuda de Puerto Rico, los integrantes del panel fueron ejecutivos que trafican directamente con bonos municipales, incluyendo aquellos emitidos por Puerto Rico, y con conocimiento particular del desempeño de los fondos de inversión de alto rendimiento, que suelen considerarse como especulativos o con estrategias de inversión agresivas.

“Debes mirar esto a través de dos dimensiones, si miras a la exposición de los fondos (a los bonos de Puerto Rico) puedes decir que sí, pero sin estados financieros auditados y sin una clasificación de grado de inversión a una tasa razonable, lo que relativamente se debe al hecho de que la deuda de Puerto Rico es exenta del pago de impuestos en cualquier parte de Estados Unidos, es un no”, dijo Elliot Mutch, director y estratega senior de Bank of America Securities (BofA) cuando el expresidente del Banco Gubernamental de Fomento (BGF) y ahora asesor en Ankura Consulting, asesor financiero del gobierno, Juan Carlos Batlle, preguntó si Puerto Rico ha recobrado el acceso a los mercados de capital con la reestructuración de Cofina, AAA y GOs.

“La transparencia es todo. Todo lo que Puerto Rico está haciendo en lo que atañe a mostrar sus balances, las actualizaciones del presupuesto, las divulgaciones mensuales, esas son las cosas que debes continuar haciendo”, indicó por su parte Bernie Costello, a cargo de tráfico municipal para Morgan Stanley.

Costello contestó con “un rotundo sí” a la pregunta de Batlle acerca del regreso a los mercados de Puerto Rico a través de Cofina, AAA y los GOs, impresión que también comparten Bryce Pickering, director gerencial y jefe de Tráfico para Barclays, y Jared M. Fand, jefe de tráfico de Bonos Municipales de Alto Rendimiento para JP Morgan y Vic Kalaydjian, jefe de tráfico para Jefferies.

La ley federal Promesa, que instauró la JSF, condicionó el fin del organismo a que Puerto Rico opere con cuatro años de presupuestos balanceados bajo el método de contabilidad acumulada y a que su deuda se trafique en el mercado municipal “a tasas razonables”.

“No puedes decirme que la gente no va a invertir en Puerto Rico cuando son los créditos que más se transaccionan”, indicó Pickering al señalar que cada crédito suele comportarse de manera particular.

Pickering resaltó que al examinar las transacciones documentadas por la Junta Reglamentadora de Valores Municipales (MSRB, en inglés), 13 de los 20 instrumentos o valores municipales que más se trafican en Estados Unidos son de Puerto Rico.

Para Pickering, la reestructuración de Cofina, y en especial, la estructura legal y financiera que consiguieron los bonistas en ese proceso de negociación fue tan favorable que provocó una migración “muy violenta” entre los inversionistas de alto rendimiento, que no suelen invertir en el mercado municipal, y los inversionistas institucionales que son el tipo de “socio” que quisiera un emisor gubernamental.

Pickering destacó que Cofina se comporta como un crédito con grado de inversión aunque no disfrute de tal estándar. Ello, porque estos valores se transaccionan en la vecindad de 4% versus la deuda asociada a proyectos de vivienda, escuelas, hogares para envejecientes y similares, que pueden cotizarse con tasas de hasta 8%.

Un año doloroso para el mercado municipal

El desempeño de Puerto Rico en los mercados se produce en un momento muy difícil para los bonos municipales.

Según Kalaydjian, el 2022 ha sido uno de los peores años en lo que atañe al desempeño de ese sector. En ello coincidió Costello, al describir el actual período como “doloroso”.

Para finales del 2021, explico Fand, había cerca de $1 billón (trillion, en inglés) en activos bajo manejo (AUM, en inglés), pero a medida que la Reserva Federal comenzó a ajustar las tasas de interés, comenzó un proceso de salida de fondos -unos $60,000 millones- de ese segmento, con efectos no vistos y rendimientos negativos, para el cual todavía no hay fin.

“En gran parte, lo que ha contribuido a esto, fue el estímulo extraordinario que vimos del gobierno federal y de la Reserva Federal como respuesta al Covid-19. Lo que estamos viendo es una especie de reversa a toda esa liquidez que se inyectó al sistema”, dijo Fand al explicar que mucho del estímulo económico terminó en cuentas bancarias y este a su vez, se invirtió en segmentos como los bonos municipales.

Según Fand, en el entorno actual, más que un crédito en estrés, ahora la deuda de Puerto Rico parece desempeñarse mejor que el promedio de la deuda de alto rendimiento, lo que denota hay un apetito por la deuda de la isla.

De acuerdo con Kalaydjian, una de las consecuencias del proceso de quiebra de Puerto Rico es que ahora más personas miran a la isla y en ese sentido, el ejecutivo destacó que el mercado que finalmente tendrá la isla será el segmento de fondos mutuos, pues “sin una clasificación de grado de inversión, es muy difícil, cuando no, imposible que la mayoría de los bancos y aseguradoras compren la deuda de Puerto Rico”, debido a restricciones regulatorias.