San Germán. Una y mil historias bajo nuestros pies. Con sus misterios y leyendas, una impresionante obra de ingeniería, que cruza de forma subterránea el casco urbano de San Germán, desde el siglo XIX y que todavía guarda su encanto, se ha convertido en un importante atractivo de la “Ciudad de Las Lomas”.

Están construidos en piedras y ladrillos, que recorren 842 metros.

Se trata de unos túneles, construidos en piedras y ladrillos, que recorren 842 metros y cuyo desarrollo tardó cerca de 75 años.

Bajar 12 pies a través de un “manjol” (manhole, alcantarilla) en medio de una carretera del pueblo de San Germán es tan solo el primer paso para encontrar la evidencia del pasado que esconden estos túneles.

“Se construyeron para el año 1842, (que fue cuando) empezó, y se terminan en 1912. El propósito fue canalizar la quebrada Manzanares que cruza el pueblo de San Germán porque, cuando llovía, se metía para el centro del pueblo y lo inundaba. Otro propósito fue para dar acceso hacia el área sur, entiéndase, camino hacia Lajas. Estando la afluencia de la quebrada, no se podía pasar”, explicó Ramón Vázquez, historiador y guía turístico del municipio.

Para ese entonces, según Vázquez, el gobierno regaló los solares a las personas pudientes y ellos abovedaron el área. Cada propietario invirtió en su construcción, lo que explica las diferentes dimensiones y tipos de ladrillo a lo largo del trayecto.

“Lo hicieron así para que la afluencia de agua pasara y no entrara al pueblo. Pero, cada residencia tenía que tener una bóveda en ladrillo que, cuando había un aguacero, había que cerrarla, bajar una escalera y ver que no hubiera nada que a la larga se hiciera un dique y explotara”, contó el historiador.

Estos túneles atraviesan el casco urbano de este a oeste. En su trayecto, se aprecian variadas formas de construcción y dimensiones.

“De acuerdo al poder económico (de cada propietario) era que ponían los ladrillos y era el alto del túnel. Por eso en unas áreas hay ladrillos que no le ha pasado nada y, en otros lados, el ladrillo está poroso”, dijo Vázquez.

“Tiene varios niveles, desde 12 pies de alto, van bajando a 10 pies, 8 pies, 6 pies, 4 pies y en un área específica hay como 3 pies y medio, por lo que es necesario encorvarse para poder pasar. Pero, después llega a un área bien alta que es una preciosidad por dentro. Esos túneles nunca han colapsado y sigue pasando la afluencia del agua”, agregó el historiador recalcando la fuerte construcción.

No obstante, el agua que recorre los túneles es limpia, pues proviene de la quebrada y, a pesar de que la alta humedad hace que sea poca la concentración de oxígeno en el lugar, Vázquez aseguró que la experiencia de visitar esa zona es única.

“Un dato interesante es que, cuando las personas están arriba, antes de entrar, sienten una resistencia que no les deja bajar, porque son casi 12 pies de profundidad para llegar al piso y le cae como una ansiedad. Pero, yo les digo que allá abajo lo que vas a encontrar es oscuridad que se va a alumbrar, agua por el medio y los ladrillos. Eso los calma un poco. Inmediatamente, uno baja donde están los túneles se le quita todo. Cuando sale la gente dice que la arquitectura es lo que más impresiona porque para ser de aquel tiempo, están fantásticas. Es algo bien hecho, bien abovedado”, afirmó el guía turístico.

Numerosas leyendas

Son muchas las historias que se cuentan acerca de los usos que les daban a estos túneles subterráneos en el pasado. Obviamente, estas leyendas populares parecen sacadas de películas de Hollywood.

“La gente creó un montón de leyendas; que se utilizaban para conspirar contra el gobierno español, que se utilizaban para esconderse cuando los españoles venían. También, supuestamente, para hacer prácticas de religión, como los masones, porque se les prohibía hacer sus prácticas, y se dice que se metían allí”, contó Vázquez.

Además, se dice que fueron refugios ante los ataques de piratas y escondites para mercancía de contrabando, que para ese tiempo era licor y tabaco.

También hay historias sangermeñas de curas y monjas que se encontraban en unos supuestos túneles, que el historiador asegura no hay manera de que existan en el pueblo.

“Se decía que habían unos túneles que pasaban desde el Convento Porta Coeli, donde estaba lo que era la Ermita de San Sebastián, hoy día el Colegio San José, y que las monjas enclaustradas bajaban por allí y quedaban encintas por los sacerdotes, y que ellos las obligaban a abortar y metían los fetos en esos túneles. Eso es una leyenda bien famosa en San Germán, pero es totalmente falso”, manifestó Vázquez.

“Primero, esos túneles nunca se han probado que existen. Segundo, en San Germán nunca hubo monjas enclaustradas. Tercero, el ladrillo llega a San Germán para el año 1735… o sea, que habría que haber derrumbado parte del pueblo de San Germán para hacer esos túneles”, explicó el historiador, quien hizo un minucioso estudio e identificó 13 leyendas auténticas del municipio, las cuales espera publicar junto a algunos cuentos en un libro que llevará por título “Cuentos y leyendas de San Germán”.

Cabe mencionar que, aunque las personas no pueden acceder a los túneles por su cuenta, sí existe la posibilidad de solicitar permisos por medio del municipio, llamando al 787-892-3500.