Juan Carlos Mora Vázquez ha demostrado que, su condición de párkinson, diagnosticada cuando tenía 16 años, no es más fuerte que sus deseos de vivir y de disfrutar el crecimiento de su único hijo, Jean Marcel.

Esto a pesar del duro camino que le ha tocado transitar desde su adolescencia, luego de experimentar cambios trascendentales en su cuerpo que ya no le permitían jugar baloncesto, ni compartir otras actividades con amigos y familiares.

A sus 45 años, este artista gráfico nacido en Ponce conversó con Primera Hora sobre una impresionante trayectoria que lo llevó de, estar en depresión aguda, producto del tratamiento contra la enfermedad, hasta su participación en el Ironman y varios circuitos de ciclismo, vivencias que ahora comparte a través de su página Parkinson Puerto Rico.

“Tuve una niñez normal, como hasta los 14 o 15 años, cuando las cosas empezaron a cambiar. Ya no podía jugar baloncesto porque me caía mucho. En un momento dado me asusté, porque no tenía balance, el cuerpo estaba cambiando, un poquito de temblor, la mano encorvá. Sabía que estaba pasando algo, pero no se sabía qué”, recordó.

Fue un especialista en Bayamón quien hizo el temido diagnóstico.

“No hice más que entrar por la puerta y rápido dijo: ‘Tú tienes párkinson juvenil’. Pero en aquel momento, dije: ‘Qué chévere, ya sé lo que tengo… es párkinson’. Pero no sabía en lo que me estaba metiendo. Ahí empezó la verdadera misión”, confesó el hijo de Lourdes Mora, criado por sus abuelos Jorge Mora y Lourdes Vázquez.

“Primero fue el medicamento. Yo estaba ilusionado, supercontento, pensaba que iba a volver a hacer las cosas que hacía. Empecé con una pastilla diaria, luego, tres cada tres horas. Era una máquina de chupar medicinas. Un momento dado, en ese trayecto, estaba empezando a vivir, mi autoestima estaba por el piso, estaba en depresión”, reveló.

No obstante, su vida cambió cuando descubrió la existencia de un procedimiento que, le permitiría retomar algunas metas que había dejado atrás, cuando recibió el diagnóstico de la enfermedad neurodegenerativa que afecta, principalmente, a adultos mayores.

Se trata de la estimulación cerebral profunda (DBS); un tratamiento aprobado por la FDA para corregir la actividad eléctrica anormal en el cerebro que causa trastornos del movimiento neurológico, incluida la enfermedad de párkinson.

El milagro ocurrió en 2008, sobre todo, por la respuesta del pueblo que le ayudó a sufragar el alto costo de la operación, cercano a los $250 mil.

“Es una operación que me hacen en el cerebro; me ponen unos cables y unas baterías que van en el pecho. Eso lo que hace es controlar bastante el temblor de las manos. Pero fue una bendición, porque sin esa operación yo no sería nada”, asintió.

“Meses después de la operación, yo me quería comer el mundo. Llegué a hacer de todo, pero llega un momento que el cuerpo se acostumbra a la estimulación y la cosa baja. Regularmente, la batería en una persona normal dura entre cinco a siete años. Yo me las ‘como’ en dos años y medio, porque mi nivel de energía es bastante”, explicó.

Entretanto, Juan Carlos rompió todo pronóstico y entrenó para participar en un evento de ciclismo, convocado por Med Centro. Así estuvo por varios años, a partir de 2014.

Luego, en 2019, el intrépido ponceño se hizo presente en el Ironman; el triatlón que combina natación, ciclismo y carrera. A Mora le tocó caminar, apoyado de su andador, una impresionante distancia de 13.5 millas.

Sin embargo, su inspiración para completar la prueba estaba frente a él. Era la foto de su hijo, Jean Marcel, el motor que le dio fuerzas para llegar a la meta.

“Fuimos tres pacientes de párkinson: Samuel Ubiña hizo la parte de nadar, Alfredo Ruiz hizo la parte de bicicleta y, cuando llega Alfredo, me da el brazalete y arranco a caminar. Me dio un dolor terrible y me estaba agotando, entonces, miraba la foto de mi hijo y decía: ‘No, esto es por ti’”, recordó.

Pero eso no es todo, pues el mayor logro para Juan Carlos es haber formado su propia familia junto a su esposa, Verónica Pedrogo y su amado retoño, quien actualmente tiene ocho años.

Además, creó la página Parkinson Puerto Rico, con el objetivo de educar sobre la condición y brindar orientación a los pacientes.

Al repasar lo que ha sido su vida, a pesar del párkinson, Mora admitió que, “uno no se da cuenta de las cosas que ha hecho y que impactan, hasta mucho tiempo después. Porque eres tú quien está en medio de la batalla”.

“Mi mayor deseo es que dure el tiempo necesario para encaminar a mi hijo. Estoy abierto a todo, satisfecho y agradecido. No puedo pedir más”, concluyó.

Para más detalles, busca en Parkinson Puerto Rico en Facebook, Instagram y Twitter.