Guánica- El fuerte terremoto del pasado martes 7 de enero no solo dejó a muchas personas sin hogar en el suroeste de Puerto Rico, sino que también sacudió el comercio en estos pueblos paralizando la actividad económica en los sectores.

En el malecón en Guánica, un atractivo sector turístico, los negocios y restaurantes que quedaron en pie siguen cerrados al igual que los pequeños bares y establecimientos de venta de frituras a lo largo de la PR-333 que conduce al Balneario de Caña Gorda, que permanece cerrada por los derrumbes. Esta carretera también conecta con el Hotel Copamarina.

“Mi esposa Carol y yo perdimos nuestro restaurant y nos quedamos sin nada. Hasta la casa se nos partió por el mismo medio en el barrio Abras”, lamentó el comerciante Carlos Lugo, a quien GFR-Media entrevistó esta tarde cuando sacaba los congeladores, sillas y mesas que logró salvar en el establecimiento  “Al Son de Carol, uno de los primeros a la entrada del malecón. El terremoto de 6.4 grados levantó la acera que cruza frente al negocio y con los demás temblores las vigas de la estructura en concreto comenzaron a ceder.

“Estoy sacando todas las cosas porque estamos perdiendo mucho dinero y todo eso es nuevo, apenas llevamos año y medio aquí. Con este negocio pagábamos la casa, el carro, el banco, teléfono, la luz y el agua. Nos iba muy bien, esto siempre estaba lleno y quedarse uno ahora sin nada para empezar en cero está difícil. No hay trabajo tampoco. Vamos a ver si conseguimos otro negocio porque ¿cómo vamos a pagar las cuentas”, dijo Lugo mientras decomisaba de las neveras langostas, pescados y otros mariscos. Estimó las pérdidas en unos $55 mil.

“Nadie va a venir para acá porque la gente no se atreve ni ir a las casas y la están viviendo por ahí en las calles y en parques”, agregó el comerciante, quien se alojó con su familia en un parque bajo carpas.

Otros negocios aledaños como Brisas del Mar y Trasiego, que perdieron licores y otra mercancía, permanecen cerrados.

Jorge Jusino, quien hace 21 años vende sándwiches, burritos y tostones en una guagüita en el malecón guaniqueño no sabe si podrá volver a levantar el negocito. “Esto fue una cosa de la naturaleza bien desastrosa. Yo me parqueo aquí al ladito y ya creo que aquí no podremos trabajar más porque están todos los negocios esbaratao’s. Esto es como si fuera una catástrofe. Vamos a ver cómo nos vamos a levantar, aunque Dios nos ha protegido de una tragedia más grande”, sostuvo Jusino.

“Guánica ahora mismo es casi un pueblo fantasma, no hay nadie viviendo en las casas. La gente se ha ido huyendo”, expresó por su parte, don José Vidal, de 81 años, quien miraba compungido la triste estampa del malecón.

“Yo voy a casa, entro y viro para atrás a las millas porque creo que viene otro jamaqueón de esos y ahora mismo las tiendas están cerradas todas. No hay nada más que una panadería funcionando y la abren solo un rato por la mañana y después cierran”, añadió Don José, quien vive solo en una casa frente a la bahía.

Durante nuestro recorrido por el litoral encontramos que en el centro comercial Yauco Plaza la actividad comercial era mínima. La gran mayoría de las tiendas estaban cerradas y solo se veían abiertos algunos kioskos.

La gerente de Marshalls, Eunice Torres explicó que desde el martes 7, la tienda no ha podido abrir. “La luz va y viene y siguen los temblores”, indicó Torres, quien repartía almuerzos y agua desde una guagua a algunos empleados que estaban reunidos frente al establecimiento.

“Aquí casi todas las tiendas han cerrado porque han sufrido daños, muchas tienen grietas en las paredes tanto en la parte primera como la segunda del centro comercial”, dijo Jaica Serrano, quien maneja el kiosko “Tinta Coffee Shop”.

“Hoy esto se ha visto un poco más movido, pero el resto de la semana esto ha estado muerto”, sostuvo el guardia de seguridad, Marcos Pereda. “La calle Comercio del pueblo de Yauco está desolada y mucha gente se mueve a otros pueblos cercanos para buscar gasolina”, indicó para agregar que “mucha gente se está moviendo a Mayagüez o Ponce” para hacer sus compras.

En Guayanilla, ciudadanos indicaron también que se estaban moviendo a San Germán y otros pueblos del oeste para abastecerse y evitar las largas filas. En algunos comercios del pueblo que todavía no tienen luz eléctrica los empleados despachan una a una las órdenes a los clientes mientras aguardan afuera en fila por la mercancía y entran solo para pagar.