Esto fue horrible.

Eran cerca de las 2:20 p.m y dictaba a la redacción un adelanto sobre la violencia generada entre los edificios de UBS y Popular en la Milla de Oro cuando lanzaron gases.

Enseguida se me nubló la vista y empecé a toser desesperada.

La única forma de salir de aquello era por donde estaban los agentes. Pero la Policía no nos dejaba pasar para socorrernos y escapar del caos.  

Un oficial me dijo: “Aguanta,  no te voy a dejar pasar. Bastante que ustedes los defienden a ellos”. Les suplicaba que, por favor, me dejaran pasar porque realmente me sentía mal y sin aire. Pero nada. No les importó. Me  dejaron pasar solo cuando ellos tampoco aguantaban el asfixie.

Corrí como pude hasta una fuente de agua que hay después de la escuela Libre de Música y , literalmente, me tiré esa agua encima. Todo esto con mi editora en línea telefónica diciéndome que buscara ayuda.

Unas universitarias fueron bien amables y al verme me ayudaron. 

Ahora todo está en una calma tensa.

Policías y refuerzos de SWAT están apostados en diversas áreas entre la Chardón, la Ponce de León  y  la Muñoz Rivera.

Mientras, los manifestantes permanecen en esas mismas áreas. 

Los edificios de UBS y Popular Center están destrozados. Mucho cristal roto. Mucha frustración en los rostros de manifestantes y de policías. Y destaco que, hasta el incidente, todo había transcurrido con una organización pasmosa y el País dejó sentir su rechazo al plan aprobado por la Junta de Supervisión Fiscal.