“Me dijo, ‘si muero, que me entierren en una caja blanca y no abajo (en el suelo)’ “.

El apagón repentino de energía eléctrica a nivel Isla tuvo un impacto mayúsculo en el estado mental y físico de pacientes que dependen de este servicio para sobrevivir.

Así fue para Iván Lugo Rodríguez, de 31 años, quien padece de cáncer en el intestino Tipo 2 y se sintió abrumado por la oscuridad de la noche cuando se paralizó el servicio de energía eléctrica en todo Puerto Rico. La interrupción cortó su flujo de oxígeno e impidió el uso de máquinas que controlan su asma y circulación de sangre.

Su padre y cuidador, Norberto Lugo Rodríguez, indicó a Primera Hora que el suceso ha sido motivo de abatimiento para su hijo, máxime porque dudaba de la efectividad de LUMA Energy y la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE) en restablecer el servicio de energía con la prontitud necesaria.

“Él dice (que la luz) no va a llegar hoy. Y se desanima... Su salud mental se deterioró”, lamentó su progenitor, quien es paramédico.

Con el corazón en la mano, Norberto trasladó a su hijo a un motel en Yauco para que pudiera recobrar el sueño que perdió durante la noche del miércoles y, de una vez, conectar el equipo con el servicio de energía eléctrica.

“Trabajo 12 horas hoy (ayer) , que es lo peor”, dijo preocupado el guaniqueño.

Por su parte, José Alberto Valerio, también paciente de cáncer, coincidió en que el apagón va más allá de ser una incomodidad frívola. A pesar de que su diagnóstico ha mejorado y recientemente dejó de depender de tanques de oxígeno, la inseguridad del servicio energético ha trastocado su bienestar completo.

“Bien, no estamos”, afirmó el guayanillense, quien fue obligado a mudarse a Jayuya por las dificultades que enfrentó para reconstruir su casa destruida por los terremotos del 2020.

El apagón masivo se produjo a eso de las 8:40 p.m. del miércoles, por una avería en la planta de Costa Sur, en Guayanilla, y ayer el estimado de las autoridades para el restablecimiento del servicio de luz en toda la Isla, era de entre 12 a 24 horas.

“Yo espero que cumplan (para restablecer el servicio), porque tú sabes cómo son las cosas aquí. Hablan y hablan, y no cumplen”, comentó Valerio.

Afortunadamente, ayer volvió la energía eléctrica al Mayagüez Medical Center, luego de estar por más de 12 horas sin el servicio, lo que provocó que pacientes de la institución hospitalaria estuvieran conectados a ventiladores que funcionaban a fuerza de batería.

En el caso de la abuela de Christine Pérez, quien está recluida en el mencionado hospital, se utilizaron dos baterías, las cuales no estaban completamente cargadas, para mantenerla con oxigenación. La mujer aguadeña que radica en el estado de Florida, aseguró que la tensión que vivió la noche del miércoles perdura, sobre todo por el temor de que otro evento similar vuelva a ocurrir.

“Para mí, honestamente, perdí la noche, como si estuviera en Puerto Rico. Mi abuela -de 81 años- tiene el corazón débil y los pulmones débiles. Es preocupante”, detalló al indicar que desearía trasladar a su abuela a un hospital en los Estados Unidos, pero por su condición, se le imposibilita viajar.

“Estamos en a la misma situación que todo el mundo. Llevamos años y no es justo que por mala administración la vida de los pacientes esté en riesgo. No es justo, para nada”, reiteró al recordar las situaciones precarias que vivieron cientos de pacientes tras el paso del huracán María en 2017 y los temblores de 2020.