Por 29 años, María Díaz, una vecina del residencial Luis Lloréns Torres en Santurce, trabajó en el gobierno sin tener que depender nunca de asistencia social, hasta que hace unos meses condiciones de salud le obligaron a retirarse. Mientras tramita su pensión de incapacidad, María solicitó y recibió la Tarjeta de la Familia del Programa de Asistencia Nutricional (PAN), que es ahora su único sustento. 

 La Tarjeta de la Familia, que le otorga una subvención de la cual puede retirar el 25% en efectivo y el otro 75% en la compra de alimentos no preparados en establecimientos autorizados, le fue entregada unos días antes del paso del huracán María el pasado 20 de septiembre. 

La mujer enseñó ayer orgullosa su tarjeta, que está nueva, porque el colapso de las comunicaciones, la falta de luz, más la gran cantidad de negocios afectados por el huracán, le han impedido usarla.

A 15 días de María, solo 660 de los 2,885 comercios autorizados tienen sistema para aceptar la tarjeta del PAN, lo cual ha dejado con grandes dificultades para procurarse alimentos a los usuarios de un programa del que depende el sustento del 37% de la población de Puerto Rico.

Como consecuencia de esto, María tiene la alacena vacía y ha comido durante las pasadas dos semanas gracias a la generosidad de sus hijos y vecinos. “Espero que resuelvan esto pronto, porque no soy solo yo, somos muchos en esta situación”, dijo ayer la mujer, entrevistada en las afueras de un colmado en el que mataba el tiempo en el residencial Lloréns Torres. 

Las últimas estadísticas del Departamento de la Familia, de agosto de este año, dicen que este es el sustento de 655,000 familias que tienen 1,244,440 miembros. 

Alrededor de 332,496 de los beneficiarios del PAN son menores de edad; 217,872 tienen más de 65 años y 106,358 están incapacitados. Para 935,039, el PAN es su único ingreso.

Se trata, como quiera que se le mire, de un problema mayor, pues involucra una parte sustancial de la población confrontando dificultades para la actividad humana más elemental: alimentarse.

EE.UU. responde a medias

“Esta es una situación que no ha sido atendida con la premura merecida. Se trata de la ayuda que reciben miles de personas para alimentación. Han pasado dos semanas y es inaceptable que las personas no puedan acceder a adquirir alimentos porque las tarjetas no funcionan”, dijo el presidente del Colegio de Trabajadores Sociales, Larry Emil Alicea. 

El Gobierno de Puerto Rico lleva días solicitando a Estados Unidos que se permita a los beneficiarios del PAN a usar la tarjeta en establecimientos de comida rápida, lo cual, aunque también entraña sus propias complicaciones, empezando porque muchos tampoco tienen comunicaciones para aceptar la tarjeta, al menos les daría una opción adicional para alimentarse. 

Pero lo que Estados Unidos permitió fue que se compren alimentos preparados en los mismos establecimientos ya autorizados a aceptar la Tarjeta de la Familia y que, por las razones ya expuestas, muchos no están en condiciones de hacer las transacciones electrónicas. La decisión, solo aplica, por lo tanto, a supermercados o colmados que tengan secciones de venta de comida caliente. 

“No quiero que las personas piensen que pueden ir indiscriminadamente a cualquier comercio”, dijo ayer la secretaria de la Familia, Glorimar Andújar.

Diversos usuarios entrevistados por Primera Hora en la zona metropolitana dijeron que están comiendo gracias a familiares y amigos, haciendo largas y extenuantes peregrinaciones buscando el comercio que acepte la tarjeta, llegando a supermercados y colmados cuando prácticamente todo lo que se puede comprar con el PAN se ha acabado o teniendo que recurrir a préstamos en efectivo para poder alimentar a los suyos. 

“Debo ya como $200”, dijo Kimberly Rivera, una residente de Carolina de 24 años, madre soltera de dos niños de cinco y cuatro años, que ha tenido que recurrir a préstamos para poder alimentarlos durante las pasadas semanas. 

Evelyn Morán, de San Juan, dijo que ha comido porque tiene gas y vecinos y familiares que tienen comida se la llevan para que la prepare “y ahí echo algo para mí”.

En los pueblos del centro de la Isla, donde la dependencia del PAN es mucho mayor, personas dijeron a Primera Hora que están racionando sus alimentos o también dependiendo de la generosidad de vecinos o familiares.

Alicea sostuvo que, por las condiciones en que está y estará Puerto Rico por meses, el Gobierno debe gestionar que se otorguen a los usuarios del PAN vales de comida que no necesiten de sistema electrónico para redimirse, como es el caso con la Tarjeta de la Familia.

“Las políticas sociales federales, aunque necesarias, no tienen particularizaciones a las necesidades de nuestra isla y de todos los factores que nos diferencian de los Estados Unidos”, sostuvo Alicea.