Ay mi niño hermoso… Se supone que los adultos  -padres, abuelos y tíos- estamos en la vida de nuestros pequeños para llevarlos de la mano, guiarlos, educarlos y darles lecciones que les duren para toda la vida. Pero muchas veces son ellos quienes nos sorprenden a los "grandes" con su inmensa capacidad para entender y con su extrema sensibilidad. 

Hace dos semanas, mi hermano Fernando, el papá de Sebastián, tuvo que ser operado de emergencia por una apendicitis. La cirugía fue más complicada de lo que se pensaba porque la apendicitis ya estaba bien avanzada. No solo tuvieron que abrir gran parte de su abdomen, sino que estuvo una semana entera hospitalizado. 

Cuando fue dado de alta, su mamá, Mabel, le explicó al nene lo que ocurría con su papá. 

¿Cómo puede un niño de dos años entender que su papá estaba enfermo?, me pregunté cuando me lo contaron. 

Su mamá le dijo "Sebastián, papá está enfermo. No puedes tocarle la barriga porque le duele. Tienes que tocarlo suave cuando lo veas". 

Para sorpresa de todos, la reacción del nene no solo fue de lo más tierna, además fue la prueba fehaciente de que a los niños hay que hablarles claro, en un lenguaje que puedan entender, pero siempre con la verdad, por más chiquitos que sean. 

Cuando Sebastián vio a su papá, hizo exactamente lo que su mamá le pidió; trató a su papá con mucha delicadeza, y le dijo "papá, tanquilo (tranquilo), suave, suave, papá", mientras él se tocaba con delicadeza su barriguita. 

Ay, Dios, es que me lo como. Cómo en un niño tan pequeñito puede existir tanta empatía y sensibilidad. Para esa pregunta no tengo explicación, solo puedo pensar que los niños a veces son lo suficientemente maduros para entender situaciones que a veces los adultos no queremos, no nos atrevemos, no sabemos o simplemente olvidamos explicar. 

Esa anécdota no solo fue una revelación para mí sobre las capacidades que tienen los niños, además fue una gran lección en el sentido de que no debemos subestimarlos.

Si antes era una tití orgullosa, ahora lo soy más. 

Y ustedes, ¿qué lecciones les han dado sus sobrinos?