Hay dos o tres tíos por ahí que, como dicen en el campo, están “moldíos” porque nunca he hablado de ellos. Me escriben o comentan en las redes sociales para establecer que ellos también juegan un papel importante en la vida de los sobrinos. 

Y tienen razón. Claro, no es que pueda abundar mucho porque soy tití, pero sí puedo hablar de unos cuantos tíos alcahuetes que conozco, como mi hermano Emmanuel o mi mejor amigo, Pedro. 

Sebastián es loco con Emmanuel. Cuando queremos tomar una foto y queremos que Sebastián se ría, ahí está Emmanuel haciéndole monerías, y siempre logra sacarle las mejores carcajadas. Me llama la atención como siempre que entra al cuarto de su papá pregunta por “tío” (a quien cuando empezó a hablar le decía “tía”), pero creo que es que ha logrado hacer como un “bonding” con él. Es como si para él, fuera el tío divertido. 

Por otro lado, Pedro, ese hermano que me regaló la vida y con quien hace mucho no comparto, siempre ha sido un tío admirable. Su sobrina Alondra es como la hija que todavía no tiene. Desde pequeñita, Pedro siempre ha estado presente para esa niña y ha velado por ella con una devoción y un amor muy especial. 

Es hermoso ver la relación tan estrecha que tienen ellos hoy día, cuando Alondra tiene ya 11 años, y lo presente que siempre está ella en la vida de él. Solo hay que ver su cuenta de Facebook donde Alondra tiene protagonismo en un sinnúmero de sus fotos de perfil y en algunas de sus publicaciones, y sus fotos juntos siempre son las más “cool”.

Hay tíos, incluso que asumen el rol de padres, cuando por las circunstancias que sean, los progenitores no están presentes. 

No puedo abundar mucho en la experiencia de ser tío porque no sé si para ellos es igual que para nosotras. No sé si un tío pierde el sueño por sus sobrinos y se desvive por ellos tanto como lo hacemos nosotras. Solo puedo resaltar que, sin duda hay muchísimos tíos especiales y que ellos también son importantes en la vida de los sobrinos. 

¿Qué me dicen ustedes, los tíos?