Seamos sinceros. ¿Cuántos de ustedes no se han matado diciendo que hay que proteger la privacidad de los niños en internet? ¿Cuántos no han dicho que los niños no tienen voz para decidir si quieren exponer su vida en las redes sociales y que eso los adultos lo tenemos que respetar? 

¡PRESENTE! Sí, yo misma, la más purista. 

“No, que yo no voy a compartir fotos de Sebastián en Facebook. Que hay que proteger al nene. Que si tuviera hijos, no lo haría…” Y esta es la peor: “Que eso es tremenda charrería”.

Es que miren que me he tenido que tragar cada palabra en esta nueva faceta de ser tía. Y por supuesto que me preocupa la seguridad del nene, y en qué manos puedan caer esas fotos. Y claro que coincido con todos los puntos de los innumerables artículos que se publican sobre las razones para no compartir fotos de los niños en las redes sociales, pero es que admito que estoy tan enchulá de mi sobrino que quiero que todos vean lo hermoso, lo gracioso, lo tierno, lo travieso y lo ocurrente que es. 

Quiero que todos vean que soy la orgullosa tía del nene más amoroso y bello. Y quiero que vean que me convertí en una de esas tías “charritas” que cuentan en sus redes sociales todo lo que viven con sus sobrinos. 

Sé que muchos me criticarán y que otros se identificarán, pero bueno, ¿cuántas de ustedes, como yo, no han sucumbido a invadir los “timelines” de Facebook con fotos de sus sobrinos?