Me dice un compañero de escritorio que, luego de tener sexo en la mañana, pasa todo el día activado, “en las nubes”, dice. Según él, está más alerta, con más energía.

Por el contrario, afirmó que el sexo nocturno lo achueca, o sea, que una vez finaliza, se duerme como un bebé.

La conversación surgió por un estudio del Departamento de Zoología de la Universidad de Melbourne, publicado en un portal español, en el que reseña que una especie de calamar tiene sesiones de coito que duran tres horas y luego termina tan cansado que no puede ni siquiera nadar por media hora.

Dice el estudio publicado en la revista Biology Letters, que este hecho proporciona una nueva visión de la evolución de las estrategias reproductivas de los animales, y es la primera vez que se ha demostrado que los costes energéticos del apareamiento afectan a las capacidades físicas posteriores del amante.

“Esto sugiere que el calamar sufre de fatiga muscular temporal”, dicen los investigadores.

Es gracioso, pero si se hiciera un estudio similar con las personas de nuestra pequeña isla, ¿creen que el resultado sería distinto?

Digo, no quiero sonar extraña, pero cuántas personas no escuchamos a diario decir que cuando terminan el encuentro sexual se duermen profundamente…tan profundos que se les puede caer la casa encima y ni cuenta se dan.

Mi opinión es sencilla: Hay que descansar, pero eso de que te quedes sin energía por tanto tiempo, mmm, no sé, no es positivo. Más aún cuando tienes una pareja que por el contrario a la regla, en lugar de noquearse, se activa y quiere más.

Así que nosotros, los animales de dos patas, tenemos que comenzar a pensar en tener un mejor rendimiento sexual para que la experiencia sea placentera para ambos.

Pero no sé, pienso que después de todo, los humanos y los calamares no somos tan diferentes.

Y tú, ¿eres de los que terminas el encuentro sexual y te duermes como un bebé?

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Besos de miel…