BOGOTÁ. El número de soldados muertos en un combate entre el ejército colombiano y un frente residual de las extintas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia aumentó a cuatro, confirmó el sábado la institución militar, mientras el presidente Gustavo Petro señaló que la ofensiva continuará en el suroeste del país.

Las Fuerzas Armadas colombianas informaron el sábado en la red social X la muerte del soldado Jairo Urrego, quien murió a causa de las heridas que sufrió dos días atrás en el municipio de Argelia. Previamente se había dado a conocer el deceso de los soldados Jorge Fuentes, Camilo Molina y Javier Ballesteros.

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El ejército indicó que los dos heridos restantes se encuentran estables y con “heridas de menor complicación”.

Los enfrentamientos se produjeron tras la captura en esa zona, el 2 y 3 de mayo, de al menos ocho integrantes del frente Carlos Patiño, un grupo residual de las extintas FARC quienes iban a ser extraídos del lugar cuando los militares fueron atacados desde varios puntos.

Desde la ciudad de Popayán, capital del Cauca, el comandante de las Fuerzas Militares, general Helder Giraldo, lidera una contraofensiva para fortalecer el dispositivo de seguridad en la zona donde se produjeron los hechos, agregó el Ejército en su cuenta de X, antes Twitter.

El enfrentamiento ha dejado a unos 400 civiles de la zona desplazados, agregó el reporte.

El presidente Petro reaccionó en su cuenta de X señalando que la ofensiva es “permanente, continua y sin retrocesos en el Cañón del Micay” y evocó a los tres soldados, quienes “han muerto por liberar a la población de la estupidez de la codicia armada”.

El Cañón del Micay ha sido durante décadas una zona de conflicto, donde predomina el frente Carlos Patiño que se disputa con otras disidencias el control de la zona. Según han reconocido las autoridades colombianas, en el área se cultivan y comercializan extensas áreas de hoja de coca.

El gobierno de Petro lleva adelante una política de paz total que plantea el abandono de las armas por parte de grupos armados, guerrilla y disidencias a través de mesas de diálogo que han sido cuestionadas desde sectores de la oposición por considerar que promueven la impunidad.

Petro también impulsa programas de sustitución de los cultivos ilícitos, la no judicialización de los campesinos y programas para retomar el control territorial en su beneficio.