Una década antes de que en la cancha de la YMCA –lo que es hoy día la Casa Olímpica– se escuchara el primer pito en un juego oficial de baloncesto en la Isla en 1913, en una instalación muy cercana ya se jugaba el deporte del balón y el aro de manera rudimentaria.

De acuerdo con un escrito de Emilio Huyke publicado el 2 de junio de 1962 en el periódico El Mundo, para 1902, en el patio del Cuartel de Ballajá, soldados estadounidenses destacados en la Isla, tras la Guerra Hispanoamericana de 1898, colocaron un aro de barril y utilizaron un balón de fútbol para jugar baloncesto.

En los siguientes años, en Puerto Rico se practicó baloncesto de manera parecida, hasta que la YMCA construyó su edificio en Puerta de Tierra en 1913.

Esa fue la génesis del baloncesto organizado en la Isla, que posteriormente se desarrollaró de tal manera que Puerto Rico comenzó a tener representación internacional en los Juegos Centroamericanos y del Caribe de 1935 en San Salvador.

Sin embargo, el momento clave llegó 24 años después, cuando un revolucionario del baloncesto se atrevió a tirar a los suyos contra los mejores del mundo.

El presidente de la federación local para 1959, Rodrigo “Guigo” Otero, decidió sacar la mitad de los jugadores de Puerto Rico que estaban en los Centroamericanos de Caracas para llevar un equipo al Mundial que se celebraba en Chile.

“Fue el paso grande nuestro para el mundo. Puerto Rico se insertó en el mundo”, describió Carlos Uriarte sobre la decisión de Otero, la cual fue muy criticada por varios sectores en ese entonces.

Otero no estuvo equivocado. Puerto Rico finalizó quinto en su debut mundialista, con el armador Juan “Pachín” Vicens como el mejor en su posición en el torneo.

Desde ese suceso, Puerto Rico ha estado presente en 12 de 14 mundiales y ha clasificado a 10 de 14 Juegos Olímpicos.

El cuarto lugar que alcanzó tanto en las Olimpiadas de Tokío 1964 como en el Mundial de Argentina de 1990 es de los momentos mas trascendentales para los boricuas. También se suman los oros enCentrobásket, Centroamericanos, Panamericanos, premundiales, Preolímpicos y Juegos de la Buena Voluntad (1994).

Pero un suceso que marcó el baloncesto boricua fue el triunfo contra los Estados Unidos en las Olimpiadas de Atenas en el 2004.

“Esa victoria tiene una importancia extraordinaria, primero donde se dio, en unos Juegos Olimpicos. Ellos no habían perdido con profesionales, y le dimos ese tablazo allí”, resaltó Uriarte.

Muchos son los logros adquiridos y muchos los que están por venir de un deporte que por más de 100 años ha estado presente en la formación deportiva, histórica y cultural de Puerto Rico.