Para Carlos Arroyo no hay tiempo que perder.

Con 33 años cumplidos el pasado 30 de julio, el veterano armador es el primero en reconocer que para poder mantenerse a un nivel de condición óptimo de cara a un Premundial no hay mucho espacio para descansar.

Por eso, tras regresar de sus segundo campeonato ganado en Turquía, el canastero fajardeño apenas se tomó dos semanas de vacaciones con la familia para así seguir entrenando en Miami y poder llegar a Puerto Rico en el ritmo apropiado, máxime con un nuevo dirigente con el que hay que probarse desde cero.

“Con la edad que tengo no puedo tomarme muchos días de descanso. Se me hace más difícil para agarrar mi ritmo y entendí que los muchachos ya llevaban un ritmo aquí y no quería atrasarme”, indicó Arroyo, quien practicó ayer por segunda ocasión tras llegar a la Isla el miércoles en la mañana.

A pesar de haberse integrado recientemente y venir de un reposo de casi dos meses en lo que refiere a juego en cancha, Arroyo lució bien en el tabloncillo, repartiendo el balón con astucia y atinando sus tiros a media distancia durante los fogueos intraescuedra. Como si no hubiese parado de jugar y como si conociera sin problemas el sistema de juego del dirigente Francisco “Paco” Olmos.

“En cierta manera creo que sí (me beneficia el sistema de Olmos). Veo la cancha un poco diferente. Es un poco más lento, en cierta manera, en la ejecución, como lo hacía en Turquía”, confesó Arroyo.

“Paco tiene sus características totalmente diferentes a lo que estábamos acostumbrados. Tiene una mentalidad más europea, un juego más en equipo. Un juego fundamental en que todo el mundo toca el balón, todo el mundo habla en defensa, los ataques son un poco más amplios. Cuando hay que correr, se corre. Pero es más el enfoque en la transición defensiva. Y el juego a mitad de cancha defensivo, ejecutar de la manera correcta, usar los 24 segundos, valorizar la posesión del balón. Eso me gusta”.

Pero lo más importante para Arroyo no es solo que a él le beneficie el nuevo estilo de dirección en el equipo, sino que el grupo completo también brille en él.

“Es una estructura bien formada, con mucha disciplina en lo que es los fundamentos de juego, en las rotaciones defensivas. Ofensivamente nos vemos muy bien, pero la comunicación defensiva, más que nada, es lo básico. Los jugadores están atendiendo, hay un compromiso genuino de todo el mundo entender por lo que estamos aquí. Espero que el cambio sea positivo para todos”, dijo Arroyo.