Dosis de realidad en el Centrobasket
El torneo sirvió para ver las fortalezas y debilidades de la Selección Nacional de cara al Mundial.

Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 11 años.
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¿Una medalla de plata en Centrobasket?
¡Qué porquería!
Esa fue probablemente la reacción de muchos cuando Puerto Rico perdió el jueves en la noche ante México en el partido por la presea dorada en total menosprecio al esfuerzo de la escuadra boricua o, peor aún, a la mejoría consistente desplegada por los aztecas desde el 2010 gracias al desarrollo de sus jóvenes y la paciencia mostrada para que el técnico español Sergio Valdeomillos trabajase su magia con ese grupo.
De hecho, la tropa de Valdeomillos viene en ascenso a nivel regional. Finalizó con medallas de plata en los Centroamericanos y del Caribe en Mayagüez 2010 ante los boricuas, sumó otra plata en los Panamericanos 2011 ante Puerto Rico y luego un desliz en el Centrobasket 2012 con una plantilla veterana.
Pero tras obtener una invitación al Premundial 2013, fue allí a ganar oro ante el equipo A de Puerto Rico en la final. Y esa es una mejoría notable, al ver que México ni siquiera solía terminar entre los primeros tres equipos de la región entre 2003 y 2009.
Entonces, tomando en consideración que México era el favorito en el Centrobasket 2014 desde el saque, debido a su nivel de excelencia reciente y a que Puerto Rico asistía a dicho certamen con un equipo B con planes de desarrollar a algunos de sus jugadores jóvenes, es difícil entender el grado de desprecio y de soberbia desplegado por muchos en las redes sociales. ¿Es que esperaban un milagrito?
Basta recordar que aun con el equipo A tuvimos un traspié en el Centrobasket 2006 ante Islas Vírgenes en semifinales y también perdimos la final en casa en el 2012 ante República Dominicana.
La realidad es que algunos de nuestros vecinos han mejorado su nivel de forma notable y si deseamos ganar oro a nivel regional hay que ir con todos los “caballos”.
Pero esa mentalidad “resultadista” también tiene que ser balanceada con nuestra responsabilidad de desarrollar a nuestros jugadores jóvenes, y torneos regionales como un Centrobasket son idóneos para brindarles esa experiencia necesaria a esos canasteros noveles antes de lanzarlos a competencias de mayor envergadura.
Sin este Centrobasket no sabríamos dónde están parados jugadores como Devon Collier, Matt López y Carlos “Yao” López para ver qué áreas tienen que trabajar. Y esa es una inversión necesaria.
Tampoco hubiéramos visto la necesidad inherente de mayor juego físico en la pintura, donde solo Ramón Clemente probó ser nuestro ‘leñador’ deluxe, amén de contar con otros creadores por tierra aparte de José Juan Barea.
Frente a México, Puerto Rico apenas lanzó 36 por ciento y 34 por ciento de campo, respectivamente, en dos partidos gracias, en gran parte, a una defensa eficaz de los aztecas ante el pick-and-roll con Barea para cerrarle el medio y evitar que creara en penetraciones al canasto. Sin otro creador terrestre que pudiera asumir ese rol de forma consistente, los borucuas sufrieron.
Ahí vemos la necesidad de integrar jugadores como Carlos Arroyo, David Huertas, Ángel Vassallo o Ricky Sánchez, que pueden poner el balón en el piso y crear para ellos o para otros.
Al menos el esfuerzo defensivo estuvo ahí y no hubo ni un solo rival que anotara más de 75 puntos en sus juegos ante los boricuas.
Ahora hay que diversificar la ofensiva de cara a la Copa del Mundo.